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Ida y vuelta. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

9, abril 2021 - 8:00

Ida y vuelta

Formas de la locura

Estaba pensando en el Loco Bielsa y en las formas de la locura; es decir, que el loco no es uno de esos locos que andan por la vida demostrando que lo son, más bien son pequeñas cosas las que imponen la condición. Una serie de rarezas que por momentos surgen de su tono pausado, y ese ejercicio en el que a las palabras las antecede un silencio brevísimo que sólo sirve para elegir la correcta, y entonces, en ese todo, en la suma de todo, completar una idea. 

Las ideas de Bielsa, por otra parte, desmontan un poco el sobrenombre, lo contradicen, porque no es que el Loco esté privado de razonamiento, al contrario, casi siempre la lucidez se impone a su locura; aunque es cierto que el apodo del Lúcido Bielsa no tendría  tanta fuerza como el Loco Bielsa; es decir, el desastre siempre será más fácil de romantizar. 

Recién habló el Loco en una entrevista para DAZN y confesó de donde salió todo. Fue en la época de Newell`s y el trabajo en las divisiones inferiores. Marcelo trabajaba más que el resto de los técnicos y sus arduos entrenamientos le valieron el sobrenombre. La palabra loco sobrevolaba por las instalaciones del club a la velocidad que viajan los mitos. Está loco, decían. Seguramente, a Bielsa no le disgustaba del todo la referencia y entonces comenzó el afanoso camino de reivindicar las sospechas. 

Así fue creciendo la leyenda, entre la extrañeza que imponen sus manías y el asombro que generan sus discursos, esos que trascienden el plano futbolístico y, por momentos, refrendan la teoría de que el juego que jugamos todos en realidad tiene mucho que ver con la vida que vivimos todos. 

En la misma entrevista, Marcelo habló de Guardiola y lo calificó como alguien mágico. Es genuina la admiración que le tengo, dijo el Loco, al confesar sus intentos por replicar la táctica de Pep sin demasiado éxito. No deja de ser un milagro que el mundo que Bielsa se ha empeñado en construir tenga puntos de encuentro con otros mundos, igualmente apasionantes, como el de Guardiola. Pienso ahora que la secuencia de Bielsa, caminando 13 pasos exactos en su área técnica cada que  un rival ataca no es tan distinta a la de Guardiola, en la banca, discutiendo intensamente con un asistente imaginario. Cada uno a su manera. Son las formas de la locura.

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