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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

14, diciembre 2020 - 1:50

Hablillas

FALTAN MÉRITOS

Estaba cantado. Ignacio Ambriz, a partir de la amargura de pasados procesos, aprendió la lección hasta conquistar la meta. Sin desesperarse ni asumir riesgos innecesarios, La Fiera entendió cómo ganar para campeonar. El estigma de ya merito que pesaba en el domador esmeralda terminó en medio de la pandemia. La maldición del superlíder desapareció a la par del anhelado espectáculo. Mas ahora Nacho tiene las cartas credenciales que tanto peleó.

León, con trabajo y resultados de principio a fin, levantó la corona a partir de una temporada de ensueño, aderezada por la cosecha de 40 unidades y la consistencia de no depender de alguien en particular, sino del trabajo de equipo, como principal carta de presentación de Ambriz, quien sin titubeos se atrevió a levantar la mano de cara al proceso 2026 de la Selección Nacional Mexicana. La catapulta le puede servir, en ese trance, para aspirar a encontrar cobijo europeo, como el que conquistó su mentor Javier Aguirre.

Nacho, bombardero con etiqueta de goleador -desde su posición como contención- en sus tiempos como futbolista, labró con paciencia hasta alcanzar el mérito que ahora yace alrededor de su cuello. Mas él no puede quejarse de falta de oportunidades. Las ha tenido de sobra y en clubes de alcurnia. Ambriz dirigió anteriormente a los más populares del país (América y Chivas) y en ambos casos se quedó corto en cuanto a esfuerzo. Por ello habrá que cuidar que el mérito Tricolor llegue acompañado de más logros. La repetición de títulos, por ejemplo, no le ha servido de mucho a un tipo de la jerarquía de Vucetich, quien tuvo un paso fugaz por la Selección, en los tiempos de la repesca concakafkiana, con todo y los múltiples éxitos que hoy lo convierten en el Rey Midas del balompié.

Desde la otra trinchera, el subcampeonato Puma debe servir -con todo y que poco o nada se le concede a los segundos lugares- para dejar crecer el proceso de Andrés Lillini, quien de la nada y a partir de un forzado interinato, tras la inesperada partida de Miguel González Míchel, conquistó el subliderato de la competencia y lo refrendó en la Liguilla, bajo el mérito del rescate de la garra extraviada. Universidad aún puede recurrir a la venta de activos, pero bajo la cultura canterana podrá aspirar a reencontrarse pronto con la tan anhelada corona.

 

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