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12, noviembre 2019 - 2:16

┃ Miguel Angel García

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Emperrado y a punto de llanto, consiente del fracaso que conlleva para un matador de toros dejar ir un astado vivo a los corrales en La Plaza México, Ernesto Javier Calita se traga su coraje, la importancia y toda su rabia por haber estado contrario a su título, por no haber podido matar al oponente en el escenario más importante de América, en un cartel de cinco estrellas. Pero se aguanta, traga saliva de donde no hay y la poca es más amarga que la hiel. Repite, “me perdí, no sé que pasó. Me perdí”.

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La fiesta de los toros y sus encantos, sus riquezas y fama desbordada; su elegancia y gran sitio en todos los ámbitos sociales. Llegar ahí conlleva tres cosas: saber triunfar, soportar cornadas y tragar fracasos. Sabiendo convivir con estos tres factores no solamente un torero puede llegar a las altas esferas, sino que podrá algún día ostentar la etiqueta de figura y maestro del toreo en un balance perfecto. No es fácil.

El 22 de noviembre de 2009 Calita tomó la alternativa con bombo y platillo en La Plaza México, no cualquiera lo hace. Lejos de seguir en ese nivel, su carrera quedó casi en el abandono por parte de las empresas, inexplicablemente el teléfono no sonaba. Pero algo tiene este joven torero de 29 años llamado paciencia, constancia y disciplina. Y aunque prácticamente en el olvido, jamás dejó de prepararse; ocho años más tarde los contratos comenzaron a surgir y él a dar golpes de atención fuertes con sus triunfos. Finalmente, las empresas habían volteado a verlo y Calita respondió magistralmente.

A partir de 2017 las cosas mejoraron, de hecho, desde entones ha tenido una racha de tardes importantes, creciendo como torero y sumando lauros cada arde. Pero llegó la tarde del domingo pasado en La México, en un cartel más que esperado por todo torero que está en desarrollo, ya que fue anunciado con dos figuras del toreo de máxima categoría.

Todo se puede esperar un matador, menos escuchar tres avisos de la autoridad que anuncian el tiempo reglamentario en que se debe de despachar a un toro. Al no poder, el astado es regresado a los corrales, una derrota que debe pesar mucho para quien respeta su carrera y reconocer el fracaso.

Mientras el toro quedaba en pie frente al palco de la empresa, Calita regresaba al burladero de matadores; quizá ha sido la caminata más pesada de su vida. En cada paso la rechifla y los abucheos debieron parecer yunques amarrados a sus pies. No bajó la cara, con toda honradez y vergüenza torera regresó al callejón con la frente en alto. La tarde había llegado a su fin.

A CAPA ABIERTA

“No fue la tarde que creí seria. No hay torero que no llegue ilusionado a La México para buscar el triunfo, estaba preparado para eso; siento que se había cubierto bien la tarde ante mis dos toros, pese a que el lote no ayudo, porque fue muy descastado. Pero con el descabello me bloqueé, me ataqué y pasó lo que pasó. Pero son las tardes que curten y hay cosas todavía por delante. El toreo siempre ha sido de hombres, de mucho carácter y aquí es donde se verá realmente si tengo carácter o no. Llorar no es opción”, anotó Ernesto.

“Tú bien lo dices: tenemos el título de matador de toros y es decepcionante que no haya podido descabellar. ¡No sé qué pasó! Me perdí, me bloqueé, me confié pensando que el toro se iba a echar porque la estocada había quedado en lo alto y en buen sitio. Entre la presión y que la tarde iba muy cuenta arriba, la verdad es que me perdí”, añadió.

“Esto no debe pasar, es verdad que hay que hacerle honor al título de matador… me siento decepcionado y con una gran deuda con el público. Es muy claro que La México da y quita, habrá que sacar las lecciones más positivas de esto, tocará trabajar al doble, asumir las consecuencias de salir contrario a todo lo que uno hubiera querido”, subrayó.

“Soy consciente de que esto se me va a complicar y se me van a cerrar muchas puertas. Esto está muy cerrado y hay mucha competencia, obviamente los huecos están para los que triunfan y si la temporada pasada triunfe y se me abrieron las puertas, ahora hay que asumir y saber lo que tendrá que venir. Es la plaza donde entreno todos los días, imagínate después de lo sucedido como me siento. No puedo decir más nada”. Calita ha remado siempre contra corriente, seguro este manchón no logrará parar su camino, rumbo a convertirse en un torero importante.