Llevar tres victorias al hilo no es una razón suficiente para que la afición de Cruz Azul acuda a los partidos en el Azteca.

Este sábado, el Coloso de Santa Úrsula lució su peor entrada en lo que va del torneo.

El rival de la Máquina, el próximo regreso a clases y la fuerte lluvia que cayó al Sur de la Capital fueron unas de las razones por las que los aficionados prefirieron ver el encuentro desde sus casas, con todas las comodidades que eso implica.

Y es que antes del encuentro entre los cementos y Puebla, una torrencial lluvia azotó la zona, lo que provocó miles de charcos y mayor tráfico de lo habitual.

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Algunos aficionados se refugiaron dentro de sus coches en el estacionamiento, otros bajo las lonas ayer cubrían los puestos aledaños y los más valientes se metieron sin importar la tromba.

Estar dentro del estadio tampoco fue una garantía para estar seco, pues en algunos zonas del inmueble cayeron chorros de agua. La intensidad era muy fuerte.

El tiempo no ayudó mucho a mejorar la entrada, pues al medio tiempo la gradas apenas habían sido ocupadas, a pesar de que la lluvia cesó y el cielo comenzó a despejarse.