Con la tecnología de Google Traductor

2, julio 2019 - 0:08

┃ Yael Rueda

alejandroarribas

Foto: Erik Estrella / ESTO

El timbre rompe el triste silencio que se siente al sur de la Ciudad de México. Alejandro Arribas abre la puerta y saluda amablemente. Los perros que habitan en la que fue su casa, a lo largo de año y medio, buscan ser apapachados, quizá presagian que el futbolista regresará a su país. Las cajas revelan que la mudanza está casi lista. El zaguero se va de México tras su paso por Pumas, pero ahora lleva, al país que lo acogió, tatuado en el corazón.

Durante su estancia en territorio nacional, el ibérico intentó conocer la mayor cantidad de sitios emblemáticos posibles. Aventurero, lo mismo conoció las pirámides que los pueblos mágicos, aunque la travesía no incluyó mucha comida mexicana. Entre risas confiesa a ESTO, desde la intimidad, que de no ser por el futbol no hubiera conocido lugares tan hermosos.

“La verdad es que, tanto mi mujer como yo llegamos con mucha ilusión. Teníamos muchas ganas de vivir esta experiencia, en una cultura nueva, y hemos aprendido mucho. Nos llevamos lo mejor de cada uno, muchos amigos, vivencias diferentes a las que estamos acostumbrados a vivir en España, estamos muy contentos de haber estado aquí. Por suerte he jugado en un gran club de México, la gente me ha querido y he intentado hacer lo mejor posible. Estoy contento con mi rendimiento, cuando llegué al equipo estaba mal e intenté dar lo mejor. Me voy con la cara bien arriba, porque siempre lo he dado todo, estemos bien o mal”, relata el defensor. “Me gustó la cultura y además tiene sitios muy bonitos que creo que si no hubiera venido a jugar, nunca los hubiera conocido; (también) las personas, me llevo grandes amigos y espero que me duren para siempre”.

“Fui a Teotihuacán, creo que he ido 18 veces con la familia, con todo mundo. Fui al Pueblo Mágico, Tepoztlán, me gustó mucho, he ido a todos lados como 10 veces, con mi papá, con mis primos, con todos”, agrega entre risas.

En cuanto a la comida, no puede presumir el mismo amor. El picante no es algo del agrado de Alejandro, aunque para su fortuna, la Ciudad de México le ha permitido encontrar todo tipo de restaurantes. “En la gastronomía está más complicado, la comida mexicana no me gustó tanto por el picante; en España no se lleva mucho y no me gusta, pero al final esta ciudad te permite comer de todo, de todos los países y de todo tipo. Al final, como es tan grande, te da muchas alternativas”, asegura.

La Universidad Nacional Autónoma de México tiene un significado muy especial en la vida de Arribas debido a que es la máxima casa de estudios y la representan a lo largo de toda la República Mexicana, además de que el estadio Olímpico Universitario es Patrimonio Cultural de la Humanidad, situación que considera un privilegio. “Es la Universidad más grande de todo México y que te apoye del diario y los fines de semana, cuando jugamos en CU, es importante. Mucha gente viene de otras ciudades de México, y cuando íbamos a otra parte siempre había representantes y aficionados que nos apoyaban”, comenta. “La verdad es un estadio que es mítico de México y del mundo. Ha sido un placer jugar ahí. Ha sido un privilegio”.

El México 68 fue especial, pero Arribas también tuvo sus estadios favoritos en suelo mexicano: el Azteca y el Akron. “Creo que el Azteca es muy emblemático, al final no conseguimos ganar nunca cuando yo estuve aquí, pero es que ahí se jugaron grandes partidos. Es un campo que Maradona lo dejó ahí… el de Chivas también está muy bien. Es de los que más me gustó”, cierra.

Adam Bareiro deja al Monterrey para irse a Argentina

ESTO DIJO

“El primer contacto fue raro. Que te llamasen de un país, que la verdad yo no tenía vista la Liga MX, porque en España no se ve, pero llegada la hora de partir siento tristeza por dejar amigos, gente que conoces aquí, que te apetecería seguir estando con ellos, pero también mucha ilusión por el proyecto que va a venir y ganas de afrontar nuevos retos”

ALEJANDRO ARRIBAS / FUTBOLISTA