Posee la reina todas las virtudes, pero sobresale la humildad.

María de los Ángeles Ortiz tiene un espíritu de grandeza y lucha, sus palabras expresan sabiduría, alegría que impregnan al deporte de sus amores, lanzamiento de bala, donde esta vez ha conseguido su tercera medalla de oro paralímpico en Río 2016.

La fortaleza de su alma, está en ser siempre combativa.

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Sublime ante los retos para levantar la frente y alcanzar la gloria en su disciplina, que ha sido su aliada compañera para afrontar los golpes de la vida.

Ángeles Ortiz abrió su corazón al deporte, y éste hoy le rinde pleitesía en donde se para a competir. Su historia es una lectura de superación, de trabajo y de consejos a quienes tienen la suerte de conocerla y admirarla. Por ello, el Olimpo brasileño la recibió con los brazos extendidos otorgándole un olivo.

De carácter fuerte ante las injusticias, siempre aprende de los demás y apoya lo necesario, las virtudes de quienes son también solidarios en la igualdad y los derechos.

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Así es María de los Ángeles, la deportista que le devuelve un poco de armonía y grandeza al país por el que compite.

Es la que lucha hasta el cansancio para dejar su rol de mujer guerrera en la niñez y la juventud.

Mujer de valores familiares.

Impactada ante el Museo de los Ídolos del ESTO, donde también cuenta su historia, su leyenda, su amistad.

María es la deportista paralímpica que por mucho, su mejor medalla, es ser mexicana.