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1, septiembre 2016 - 0:06

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Con el partido en San Salvador encima, la gran pregunta en torno a lo que sucederá con la Selección Nacional y las decisiones de su técnico, Juan Carlos Osorio, tienen que ver con la manera en que presentará al equipo para este partido y para el que tendrá ante Honduras en el estadio Azteca.

Criticado por la rotación de jugadores y el cambio de dibujo sobre la cancha, da la impresión de que el colombiano mantendrá este método de jugar conforme a lo que puede presentar el rival y lo que le arroje el estudio que hace de cada uno de los equipos a los que enfrenará. Para salvar la imagen de lo ocurrido en la Copa América, el estratega debe poner a lo mejor que tiene y manifestar la superioridad que se espera en este tipo de compromisos.

¿Cómo jugaría México estos partidos? Tiene un par de opciones que también se han alterado después de las bajas de elementos que se pensaban titulares como Néstor Araujo, Paúl Aguilar y Jesús Manuel Corona.

A partir de eso, se podrían esperar un par de opciones en el dibujo sobre la cancha:

La primera tiene una línea de cuatro defensores en el fondo -lo del portero apunta para que Guillermo Ochoa vuelva a la titularidad-, con Héctor Moreno como pilar de esta zona, en la que tuvieron dos bajas importantes. Como lateral derecho estaría Miguel Layún para cubrir la ausencia de Aguilar y el otro central sería Hugo Ayala, en el lugar de Araujo. Por la lateral de la izquierda lo jugaría Jorge Torres Nilo. La otra sería mantener a Layún por izquierda y habilitar a Jesús Dueñas en la banda derecha.

En el mediocampo haría un triángulo con Rafael Márquez como punta en la zona de recuperación, con Andrés Guardado por izquierda y Héctor Herrera por derecha. Este triángulo tendría que darle equilibrio a todo el equipo debido a las zonas del campo que pueden pisar sus componentes, porque mientras Márquez daría fuerza a la zona defensiva, Guardado y Herrera serían el apoyo a la ofensiva al aprovechar los espacios que genere el punta para pisar el área desde el interior del mediocampo.

Arriba tendría a tres elementos, dos abiertos y un centro delantero, quien debe cumplir con funciones que van más allá de ser referente de área, tiene que salir, ocupar un espacio en la zona de enlace y apoyar a sus mediocampistas al movimiento del balón.

Abiertos se perfilarían Javier Aquino por izquierda (a perfil cambiado) e Hirving Lozano (derecha), este último con la necesidad de un gran trabajo psicológico para recuperarlo después de lo ocurrido también en los Juegos Olímpicos. Como punta Raúl Jiménez, aunque es bien conocido que a Osorio le gusta para jugar por fuera.

La segunda opción en cuanto a lo que puede presentar la Selección para estos partidos es con esa línea de tres defensores que le gusta al estratega: Ayala, Márquez y Moreno, en ese orden, se perfilarían para componer esa zona del cuadro mexicano, que sería de más desgaste para los dos de las orillas, mientras que el veterano del Atlas tendría la oportunidad de salir a ocupar la zona del mediocampo para apretar al rival cuando recién inicie su transición ofensiva.

El mediocampo quedaría compuesto por cuatro elementos, dos abiertos y dos en la zona de la mitad del campo. Aquí los nombres sí pueden variar sobre todo en los que van por fuera: Por derecha se podría dar la aparición de Elías Hernández, mientras que por izquierda regresaría Layún. Por el centro no se mueven Herrera y Guardado.

Al frente, tendrán que trabajar bien por los costados para que los mediocampistas que van por fuera no se estorben con los dos atacantes abiertos, que se mantendrían con Lozano y Aquino, además de que en el centro permanecería Jiménez.

Ambas posibilidades tienen sus fortalezas y debilidades, pero lo primordial para el estratega nacional será encontrar la mejor fórmula para romper con la imagen de que por más bien que trabaja en los entrenamientos le cuesta componer al momento de los partidos e imponer su idea según lo que se presente en esos momentos.