POR ROSALINDA CORONADO
FOTOS: JESÚS TÉLLEZ

ALEJADA de los campos de tiro con arco, con la gloria empuñada en sus manos, arribó la bicampeona de la Copa del Mundo a la Redacción del ESTO. Aída Román es hoy la estrella del firmamento del deporte de nuestro país.

Muestra sus trofeos, dos, uno conquistado en lo individual y otro en mixtos junto al tapatío Eduardo Vélez, ambos con un significado muy especial; tal vez el más dulce fue el primero, ya que en su camino hacia el éxito se impuso a la germana Lisa Unruh, a quien venció al inicio de la competencia en Lausana, ciudad anfitriona del evento, y así se sacudió la superioridad que la europea había ejercido sobre ella a lo largo de la temporada.

Cuando narra este momento, la subcampeona olímpica muestra con palabras esas agallas y la concentración que necesitó al tirar la última flecha de esta ronda que eliminó a la oponente. Esta victoria la satisfizo y después superó a la china Jing Xu, para cerrar con Ming Cheng y coronarse como la número uno.

Un momento inolvidable, que disfrutó a pesar de que el sol pegaba en su rostro y dificultaba la visibilidad a la diana; todo fue superado ante la emoción de su padre y su tía que la acompañaron muy de cerca en la ruta al éxito.

Confiesa que estuvo a punto de no asistir a la final de la Copa del Mundo, por una baja de rendimiento en una fecha de la serie mundial, pero al concluir los concursos estaba nominada por la FITA.

Aída marca la ruta a seguir con los pies bien puestos en la tierra, por la cual desea transitar rumbo a la nueva sede olímpica, Río de Janeiro. Para poder arribar sin distracciones y concentrada en el diez de la diana, puso pausa a la universidad y buscó en la Federación Internacional de Arquería a la entrenadora idónea para que guiara su precisión con el arco y la flecha.