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27, febrero 2016 - 20:16

┃ ESTO

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HACE una semana que terminó la temporada grande en la Plaza México, pero aún faltaba una faena por brindar. A unos metros del coso taurino, en su vecino el estadio Azul, La Máquina se llevó orejas y rabo ante un desconocido Monterrey, que fue paseado con gran desarrollo futbolístico del equipo dirigido por Tomás Boy.

Cuatro festejos de esta Máquina para el Jefe Boy, quien pagó el primero de los dos partidos de suspensión. Y no hizo falta que estuviera en la zona técnica, los bailes y las indicaciones vinieron desde un palco.

EL PARTIDO

Entre lo que trabajaron los cruzazulinos a lo largo de la semana estuvo un buen estudio del rival, que se olvidó del futbol que lo llevó a la cima de la general y nunca le encontró el modo a los celestes ni al estadio. Secaron a la ofensiva encabezada por Edwin Cardona y a partir de eso se hicieron de sus posibilidades.

Y encontraron rápido el camino a la victoria porque apenas a los nueve minutos de juego, Omar Mendoza abrió el marcador con cabezazo que prendía a la afición en el Azul, una afición que poco a poco confirma los avances de este equipo con vistas a un regreso a la Liguilla y a partir de eso pensar en algo más.

Lo que sucedió después en este partido fue un concierto de buen futbol por parte de los de casa, quienes destrozaron la imagen del Monterrey todo poderoso que hasta antes de ayer se había robado la liga con un juego vistoso y contundente.

Y ante esta pobre versión de los Rayados, los cruzazulinos se dieron un festín. Claro que mucho tuvo que ver el buen trabajo en el mediocampo que iniciaba con Baca y pasaba por los pies de Vázquez y Leao. De hecho, en una de esas buenas combinaciones vino el segundo para los de casa: gran pase filtrado del catalán a Jorge Benítez, quien marcaba su primero de la tarde.

Quizá el único asterisco en esta gran tarde para los azules fue el penalti que Joffre Gerrón -quien sigue con sus berrinches en la cancha- falló ante Jonathan Orozco, quien parecía regresarle la vida a los regiomontanos. Sin embargo, poco duraría una posible reacción de la visita, ya que cinco minutos antes del descanso volvió a aparecer Benítez para nuevamente ganarle la espalda a la zaga para el 3-0.

La faena siguió en la parte complementaria, aunque con un ritmo algo más lento, lo cual fue percibido por la gente en las tribunas que comenzó a apretar a su equipo y al técnico. Y como si pidieran un toro de regalo, gritaban el nombre de Christian Giménez.

Total que Boy le dio gusto a la afición y mandó a la cancha al que ahora parece ser el amuleto celeste, ya que tal y como ocurrió en el empate ante el América de la jornada anterior, el primer balón que tocó el Chaco se convirtió en gol, el cuarto para el Cruz Azul con espectacular cabezazo.

Cruz Azul destrozó a Monterrey y confirmó que puede superarse jornada a jornada y hasta dar a su gente tardes como la de ayer.

Cuarto gol