Atlante es un equipo histórico por donde se mire, uno que a pesar de todavía estar en división de ascenso dejo historias y personajes sumamente relevantes para el futbol mexicano. Uno de ellos Miguel Herrera, una indiscutible leyenda que para muchos representa al 100% el ADN Atlantista.

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Herrera es de los máximos exponentes atlantistas y hasta el día de hoy se dice un aficionado de corazón.

Miguel Herrera, el jugador que no nació en el Atlante pero que se identifica con el club

Cuando se piensa en Miguel Herrera como futbolista suelen venirse dos imágenes a la mente, o una con la playera de Atlante u otra con la de Toros Neza, que si bien igual representó una época muy particular del futbol mexicano con esos Toros, el hablar del once histórico de los potros es muy probable que allí esté Herrera, un futbolista que a algunos convenció y a otros no tanto, pero su actitud es fácilmente identificable dentro de la Liga MX.

Contrario a lo que pudiera pensarse, Miguel Herrera no es un futbolista nacido en Atlante, sino en Tecos, esto en el año de 1987. Aunque se le recuerde con la camiseta del Atlante no fue hasta 1989 cuando se le pudo ver con ella, esto después de haber militado un año más en Santos Laguna.

Herrera llegó a los potros en el 89 pero no fue allí cuando se consolidó, ya que el futbolista fue enviado al Querétaro, en donde se esperara adquiriera experiencia y así sucedió.

A su regreso en 1991 Herrera fue otro, incluso hasta en posición. El mismo piojo relata como Ricardo La Volpe fue quien lo cambió de posición, ya que anteriormente jugaba de delantero o volante pero pasaría a ser lateral, donde finalmente se quedó toda su carrera.

Atlante, el equipo que cambió su carrera

Es a partir de este año cuando su trayectoria cambió y comenzó a nacer una figura sumamente identificada con el atlantismo y que adquiriría un amor tal que lo haría ser entrenador más adelante.

Herrera fue parte de unos potros de época, que dirigidos por La Volpe, conformados por jugadores como Félix Fernández, Wilson Graniolati, René Isidoro García, Raúl “Potro” Gutiérrez, Rubén Omar Romano y Luis Miguel Salvador le dieron al equipo se segunda estrella en el año de 1993.

De 1991 a 1995 militó en el Atlante, equipo en el que consiguió relevancia, identidad y momentos tanto gloriosos como polémicos. Incluso siendo llamado a selección nacional y quedándose fuera del Mundial del 94 por su estilo agresivo que lo llevó hasta a patear a un aficionado.

Y es que ese era justo una característica de él como jugador, agresivo, pasional y sumamente entregado a su camiseta hasta las últimas consecuencias. Así es como se le recuerda de futbolista.

Ya en el 95 emigró a Toros Neza, segundo equipo en el que más se le identificó y donde nuevamente protagonizó momentos de todo tipo.

Hablar de Herrera es hablar de un atlantista en toda la extensión de la palabra, ya que prácticamente todo lo que lo rodea dice atlante. Desde su camiseta y hasta ideología, pues es justamente en este club donde nace su idea por ser entrenador. Siendo igual el Atlante el equipo que le dio su primera oportunidad como entrenador, en donde su estilo también dice Atlante. Ya que su principal influencia en la dirección técnica en cuanto a su estilo de juego es la Ricardo La Volpe, quien lo dirigió en los potros de hierro.

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