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20, noviembre 2025 - 22:51

┃ José Ángel Rueda

Los Bills no pudieron superar a unos Texans que jugaron sin Stroud. Foto: Reuters

La NFL tiene estas cosas, Josh Allen pasó de firmar el mejor partido de su carrera al registrar seis touchdowns totales frente a los Buccaneers, a vivir tan solo una semana después una auténtica pesadilla frente a los Texans. El quarterback de los Bills fue capturado en ocho ocasiones y nunca encontró el camino para vulnerar a la férrea defensiva local. Houston se llevó la victoria 23-19 y demostró que cuando están inspirados son un equipo de cuidado.

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Pocas veces se puede ver a Josh Allen hundido en la más absoluta desesperación. El quarterback fue presionado de manera constante. Más allá de las ocho capturas, la cifra más alta de su carrera, completó 25 de sus 35 envíos para un total de 262 yardas y dos intercepciones. Por segunda ocasión en la campaña se fue sin anotaciones, ya sea por aire o por tierra, algo atípico si se considera su nivel.

Los Bills solo lograron mantenerse en el partido gracias a su corredor James Cook, quien se escapó 45 yardas para poner puntos en el marcador, y a sus equipos especiales, en la figura de Ray Davis, quien protagonizó un espectacular regreso de patada.

Defensa de los Texans dominó a los Bills de Josh Allen

Sin más producción que esa, los Texans lograron contener a una de las ofensivas más explosivas de la liga. Su buena labor se combinó con un buen partido al ataque. A pesar de la ausencia de CJ Stroud, el suplente Davis Mills se vio bien al lanzar dos pases de touchdown a Kirk y Higgins. El pateador Ka’imi Fairbairn hizo el resto al hacer buenos sus tres goles de campo.

Pese al dominio, el partido no escapó del drama en la serie final, con los Bills ante la posibilidad de superar a Houston. Fue una serie increíble la última porque Josh Allen llegó a tener una cuarta y 24 por avanzar, y gracias a una gran llamada lograron meterse en terreno enemigo para buscar el triunfo.

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No contaban los Bills con que una vez más la defensiva se cerraría e impediría la reacción de los visitantes. Tras la victoria, los Texans se colocaron con una marca de 6-5; es decir, por arriba de .500 por primera vez en la temporada, mientras que Buffalo quedó en 7-4 y la división Este de la AFC cada vez se aleja más.