Diego Armando Maradona fue uno de los ídolos del futbol mundial y su grandeza como jugador le abrió miles de puertas, incluso le permitió romper una regla que el mismo Enzo Ferrari estableció para todos los autos de su marca: forzó la creación del primer modelo en negro.

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Luego de que Maradona conquistara la Copa del Mundo en México 1986, regresó a Italia como todo un ídolo, pero antes de dejar Nápoles para disputar el Mundial hizo un encarga a quien fue su representante. Guillermo Coppola, le pidió que le consiguiera un Ferrari Testarrosa en color negro. Dicha solicitud era prácticamente un sacrilegio para Enzo Ferrari, pues ese modelo era la insignia de la marca italiana y no se concebía la idea de que se viera en un tono que no fuera el rojo característico de la misma.

Diego Maradona obliga a que Ferrari haga el primer Testarrosa negro

Coppola se tomó en serio el deseo del Diego, por lo que hizo las llamadas suficientes para reunirse con el dueño de ‘El Cavallino Rampante‘ y le compartió la idea del ídolo del Napoli. En un inicio, Enzo se negó completamente, pero el representante lo persuadió y a cambio de un costo extra le permitieron tener la primera unidad que no estaba pintada con uno de los colores emblemáticos de la ahora escudería de Fórmula 1.

El Testarrosa terminó por costearse en 430 mil dólares más 130 mil por la capa negra de pintura, pero Guillermo le vendió la idea a Corrado Ferlaino, presidente de Napoli, de que él se lo regalara a Maradona para mejorar la relación que se había deteriorado un poco antes, por lo que terminó por duplicar el costo del vehículo para que tuviera un valor de más de un millón de dólares.

Maradona jamás usó el Ferrari negro

La realidad es que uno de los deseos más grandes de Maradona terminó por decepcionarlo rotundamente, pues según el mismo Coppola, El Diego le perdió todo el encanto al Ferrari Testarrosa una vez que se dio cuenta de que no contaba con sistema de sonido, ni con ninguna comodidad que ofrece un auto común, pues al ser un vehículo deportivo apenas tenía lo esencial para circular.

“Nos subimos los dos y Diego empezó a mirar para todos lados. Le digo: ‘¿Qué pasa?’. Y Diego me pregunta: ‘¿Y el estéreo?’. Le digo: ‘¿Cómo el estéreo? Es un auto de carreras, no tiene estéreo, no tiene aire acondicionado, no tiene nada‘. Y me dice: ‘Bueno, entonces que se la metan en el culo’. ¡Ferlaino no lo podía creer!”.

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