El mal arranque de temporada de los Chiefs y Patrick Mahomes ha quedado totalmente en el olvido. Aquellas tres derrotas en fila son más una anécdota que, vistas a la distancia, no hicieron más que fortalecer a un equipo que parecía haber perdido su magia. Kansas City extendió su gran momento tras imponerse 28-7 a unos Commanders que extrañaron como nunca a su mariscal de campo Jayden Daniels.

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La incógnita sobre lo que hubiera sido este partido con el quarterback de segundo año quedará siempre abierta, porque Washington mostró cierta resistencia, pero la inoperancia de su ofensiva terminó por romper también a la defensiva, que aguantó lo que pudo para contener a Patrick Mahomes, hasta que no pudo más.

Mahomes tardó en encontrar ritmo

No era una tarea sencilla, porque el tres veces campeón del Super Bowl vive uno de sus mejores momentos, al llegar al encuentro con 11 pases de touchdown en sus últimos cuatro partidos. Mahomes batalló en los dos primeros cuartos, incluso fue interceptado en dos ocasiones, hasta que finalmente logró poner a su equipo en una posición de poner puntos en el marcador, con un touchdown terrestre de Kareem Hunt.

A pesar de que los Commanders respondieron el golpe, con un touchdown de McLaurin justo antes del final del segundo cuarto, todo cambió en la segunda mitad. Kansas City mostró su versión más demoledora y ahí terminó el partido para los capitalinos.

Mahomes comenzó a repartir el ovoide entre su nutrida ofensiva. Un touchdown de Hunt por aire extendió la renta para los Jefes, posteriormente fue Travis Kelce quien conquistó la zona prometida. El ala cerrada terminó el partido con un total de 99 yardas y un touchdown, para convertirse una vez más en el aliado perfecto de Mahomes. Rashee Rice también llegó a las diagonales y registró un total de 93 yardas, en un partido brillante que lo confirma como uno de los hombres clave del ataque de los Chiefs.

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El explosivo partido de los locales contrastó con lo hecho por Washington. Marcus Mariota comenzó seguro, sin embargo, conforme avanzó el partido batalló para mover el ovoide y al final terminó con 213 yardas, un touchdown y dos intercepciones. La única buena noticia es que el receptor Terry McLaurin regresó de su lesión y volvió en gran forma, al anotar el único touchdown de su equipo.