A poco más de 130 kilómetros de distancia de la CDMX, el Clásico Nacional de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano (ONEFA) se tuvo que refugiar en el Estadio Olímpico de la BUAP, en la ciudad de Puebla, ante el constante temor de que vuelva un episodio de violencia de los que marcó a esta rivalidad en el pasado.

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Una vez que el Club América del futbol mexicano se adueñó del Estadio Ciudad de los Deportes, a los dos equipos de Liga Mayor del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se les fue el único escenario donde podrían ser locales -sin contabilizar el Wilfrido Massieu-, en un compromiso ante Pumas CU. Para este año las autoridades del IPN decidieron llevar el juego a Puebla, donde las fieles aficiones hicieron el viaje, aunque no en la cantidad que se preveía.

En un aforo de cerca de 20 mil aficionados, apenas alrededor de cinco mil hicieron el viaje para presenciar un capítulo más de la rivalidad entre Águilas Blancas y Pumas CU.

La tradicional cita que tienen anualmente, los llevó a no perderse el juego más importante de la ONEFA con todo y su inconformidad.

“Tenemos sentimientos muy encontrados. Al ser locales nos hubiera encantado tener a toda la gente que se necesita para un encuentro tan importante. Pero la gente va a donde sea y el deporte, y la competencia, es lo más importante”, comentó a ESTO una de las aficionadas de Águilas Blancas.

En el caso de los Pumas, la crítica fue directa a las autoridades del Instituto Politécnico Nacional que no pueden garantizar la seguridad de los seguidores.

“Es complicado venir por el traslado. Tiene años que sus autoridades no hacen nada para que se dispute en la CDMX. Cuando Pumas es local, no hay ningún contratiempo. Por falta de garantías y seguridad no se lleva a cabo en su casa”, criticó el seguidor ‘auriazul’.

Los gritos del ‘goya’ y el ‘huelum’ retumbaron en un territorio desconocido. Pero donde el colorido estuvo a la altura del partido más importante del futbol americano estudiantil en el país.

Águilas Blanca decidió mandarlo a Puebla el Clásico Nacional de la Onefa

Los tiempos en que el enfrentamiento entre Pumas CU y Águilas Blancas era considerado de alto riesgo, han quedado en el pasado.

Tras constantes saldos blancos en los estadios, da igual el escenario, ahora se ha transformado en un ambiente 100% familiar. Ver a niños en las tribunas es una constante, incluso personas de la tercera edad que recuerdan el peligro que se respiraba en la época más oscura del Clásico Nacional.

“Afortunadamente, han desaparecido las peleas. Cuando era chico había los conflictos entre los porros. Ahora es un ambiente más familiar, aunque se sigue teniendo al partido muy satanizado”, refirió uno de los seguidores incondicionales de Pumas CU.

Incluso las mujeres se sienten seguras: “siempre es una rivalidad competitiva. Es una porra tras otra y hablando únicamente de la rivalidad, se trata de mantenerla viva defendiendo los colores de cada Institución”.

Así se vive el gran Clásico de la ONEFA, donde el orgullo se pone en juego más allá del momento de cada institución. La afición juega su partido, incluso a kilómetros de distancia de su hogar.

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