Cada determinado tiempo, los Jaguars afilan sus garras y se convierten en un equipo competitivo. La historia los impone como una franquicia inestable. Sin embargo, breves pero poderosos chispazos suelen ser emocionantes. De la mano de Liam Coen, Jacksonville ha formado un arranque de 4-1 y se han convertido en una de las revelaciones de la temporada. ¿Cuál es su límite? Solo ellos lo saben.

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Para dimensionar lo que ha hecho la franquicia de Florida, los Jaguars no tenían un arranque de cuatro victorias y una derrota desde la temporada 2007. En aquel año, de la mano del coach Jack del Río y gracias al talento de jugadores como David Garrard, Fred Taylor y Mercedes Lewis. El poderoso comienzo se vio reflejado en una campaña exitosa que terminó en la ronda divisional, nada menos que ante los Patriots de Tom Brady.

Volviendo al presente, la temporada de Jacksonville luce emocionante. Los Jaguars derrotaron a los Panthers en la semana 1, sucumbieron en un cerrado partido frente a los Bengals, para posteriormente ligar tres victorias, la primera frente a los Texans, la segunda ante los 49ers y la última frente a los Chiefs, bajo los reflectores del Monday Night Football.

En cuanto a sensaciones. Los Jaguars no se veían tan bien desde los tiempos de Blake Bortles. Después de eso, tuvieron algunos chispazos con Gardner Minshew y después se encomendaron a Trevor Lawrence, quarterback que llegó a la franquicia como la primera selección del draft del 2021 y que, tras un inicio emocionante, había caído en la irregularidad.

La clave de la mejora de los Jaguars está en la llegada de Liam Coen. Tras una prolífica carrera en el futbol americano colegial y una sólida trayectoria como coordinador, tomó las riendas de Jacksonville.

En su primera experiencia como coordinador en jefe ha demostrado tener la capacidad de hacer un equipo condenado a la intrascendencia en un animador, al menos hasta ahora.

¿Qué es lo que hace especial a los Jaguars? La respuesta está en los pequeños detalles. Ahora mismo Jacksonville lidera la NFL en robos de balón, con 10 intercepciones y cuatro fumbles. El futbol americano complementario les permite imponer condiciones e inclinar la balanza a su favor.

Ofensivamente. Aunque la estadística está del lado del juego terrestre, con el quinto mejor de toda la liga, al promediar 137 yardas por partido y con Travis Etienne como su estandarte, lo hecho por Trevor Lawrence no puede pasar desapercibido. El mariscal de campo acumula seis pases de touchdown y 1066 yardas. Acaso su punto débil sigue siendo el cuidado del ovoide, al registrar cinco intercepciones. La ilusión en Jacksonville es real.

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