El futbol mexicano está de luto. Eduardo Antonio dos Santos, leyenda del América mejor conocido como Edú Manga, falleció este viernes a los 58 años de edad. Fue el creador de una de las postales más icónicas en la historia del Clásico Nacional con aquella inolvidable asistencia de rabona en la semifinal de la temporada 1990-91 frente a Chivas, que culminó en un gol de Toninho y que quedó grabada en la memoria azulcrema.

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La noticia fue confirmada por su excompañero y amigo Luis Roberto Alves Zague, quien le dedicó un mensaje conmovedor en redes sociales. “Noticias que uno nunca quisiera recibirlas y como consecuencia comentarlas. Notícia que genera mucha tristeza y dolor. Hoy se nos adelantó Eduardo Antonio dos Santos, el gran Edu (QEPD ). Crack, compañero de muchísimas batallas, gran ser humano! Vuela alto querido “nenê” como lo hiciste siempre de futbolista. Mis más sentido pésame a toda su familia”, escribió la leyenda azulcrema.

¿Quién fue Eduardo Antonio dos Santos “Edu Manga”, ex jugador del América?

Edú llegó al Nido en la temporada 1988-89, procedente del Palmeiras, y se ganó un lugar en el equipo por su técnica individual. Se desempeñaba como mediocampista ofensivo o volante, y fue parte del conjunto azulcrema en una de las épocas más recordadas por la afición. Entre finales de los años 80 y principios de los 90, compartió cancha con figuras como Zague, Antonio Carlos Santos y Toninho, que contribuyó a mantener a América como protagonista del futbol mexicano.

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La jugada que lo inmortalizó ocurrió el 16 de junio de 1991, durante la semifinal de vuelta del torneo 1990-91. Tras un largo pase de Zague, Edú controló por la banda derecha y, en movimiento, lanzó un centro con rabona perfecto que Toninho remató de cabeza para uno de los goles más recordados en la historia del Clásico Nacional. “Soy zurdo, es un recurso que tengo desde niño para hacer los pases. La rabona la hice con América en aquella Semifinal”, recordó Edú años más tarde en una entrevista.

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Eduardo Antonio dos Santos se ha ido y dejó un recuerdo imborrable en la historia azulcrema y del futbol mexicano. Su estilo único y aquella jugada mágica han formado parte de la memoria de generaciones de aficionados.