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31, agosto 2025 - 9:58

┃ José Ángel Rueda

Tadu Abate Deme gana erl Maratón CDMX 2025 foto_ Lesslie Arredondo

Cada año, 42.195 kilómetros de ciudad se convierten en una pista de atletismo. Los atletas corren con la certeza que delante de ellos existe un camino libre de obstáculos que habrá de terminar en la meta, a una distancia considerada imposible para la gran mayoría de personas, pero no para aquellos que se atreven a correr un Maratón.

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El reto es mayor si esas calles se tratan de la Ciudad de México y su inigualable densidad, donde banquetas, calles y avenidas suponen un espacio concurridísimo en el que el correr representa otra cosa, pero no eso que se intenta el domingo por la mañana y que puede llegar a congregar hasta 30 mil personas.

El Maratón de la CDMX encuentra sus matices. La gran mayoría salen a la misma hora desde la línea de salida, ubicada en Ciudad Universitaria, pero conforme avanzan las posibilidades se dispersan según la fuerza y la habilidad del corredor. Los atletas élite encarnan la definición de súper seres humanos y en su ritmo se nota una pasta diferente al resto.

Para la edición 2025 se sabía que los corredores africanos volverían a dominar las avenidas, sin embargo, había cierta esperanza de que Latinoamérica volviera a exigir cierto protagonismo, sobre todo en la figura del boliviano Héctor Garibay, quien hace algunos años, con sus pulmones entrenados en la altura de La Paz, domó las complejas condiciones de la capital mexicana para llevarse un triunfo memorable.

¿Cuánto tiempo hizo el ganador del Maratón CDMX 2025?

No hubo milagro esta vez, porque los competidores de Kenia y Etiopía impusieron un ritmo salvaje que les permitió aumentar la distancia conforme los kilómetros pasaban y enfilarse solitarios al tramo final del recorrido, cuando el centro de la CDMX, con su zócalo imponente y sus edificios coloniales, ya los esperaba.

No hubo mucha sorpresa en la gente que se agolpaba en las aceras cuando se escuchó el rugido de la moto y detrás apareció la figura del etíope Tadu Abate Deme. El corredor se veía entero aún en los últimos metros y así cruzó la meta, a un costado del Palacio Nacional, con un tiempo de 2:11:15, lejos del récord de la carrera pero suficiente para llevarse el anhelado triunfo. Poco después hizo lo propio el keniano Benard Kipkorir, al detener el cronómetro en 2:11:28, mientras que el podio fue completado por el también keniano Edwin Kiprop Kiptoo, con marca de 2:13:07.

La rama femenil del Maratón CDMX 2025 también tuvo a una etíope como ganadora, en la figura de Bekelech Gudeta, con un tiempo de 2:28:36. En el segundo lugar llegó la peruana Lizaida Valdivia, con marca de 02:32:28, mientras que Ruth Jebet, de Baréin, concluyó en tercer lugar, con un tiempo de 02:32:47.

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La gente apoyó en todo momento

Hay una frase que dice que en un maratón, los primeros 30 kilómetros se corren con las piernas, los siguientes 10 kilómetros con la cabeza, los últimos dos y esos 195 metros que faltan, sin embargo, quedan reservados para el corazón y las lágrimas.

La exigente ruta que nace en Ciudad Universitaria y luego recorre múltiples puntos de la ciudad hasta llegar a la plancha del zócalo es un buen reflejo de ello. La gente se agolpa sobre todo en el tramo final para impulsar a la gente a terminar el recorrido.

El sonido de las matracas, las trompetas se juntan con el mítico “sí se puede” que busca darle a los corredores la última carga de energía para cumplir con la hazaña que supone ser maratonista. El fervor de los que corren es proporcional de quien deja la garganta en las aceras.

Dentro de la multitud está Irwin, uno de los corredores que ya con la medalla en el cuello dedica el resto de la mañana a apoyar a sus compañeros de sueño. “Ya eres maratonista, vamos”, les grita. “Yo sé lo difícil que es llegar hasta aquí, la emoción que se siente, por lo mismo sé que es importantísimo poder venir a apoyar a todos los que se están partiendo las piernas para poder llegar a esta meta y cumplir esos 42 km”, dice, con la experiencia de seis Maratones a cuestas.

Dentro del carril habilitado, los últimos metros se viven con sufrimiento. No falta quien camina gracias al apoyo de algún acompañante, quien recula sus pasos, quien acelera porque el fin está cerca. Quien pide que suban los decibeles en los costados, quien agradece con la palma, quien graba ese momento en la memoria de su teléfono, pero también en la propia.