19, agosto 2025 - 20:50
La familia Cueva Lobato mostrando las medallas de mía y Lía de los Juegos Panamericanos Junior. Foto: Luis Garduño / ENVIADO
ASUNCIÓN.- Entre la multitud de gente que colma una grada, es fácil reconocer a los familiares de los atletas. No solo porque pocos celebran los éxitos más que ellos, sino porque en el sufrimiento propio de la competencia hay un vínculo mucho más sólido, por lo tanto, más difícil de esconder.
La cosa toma más relevancia cuando no es uno, ni dos, sino tres los familiares que compiten, como es el caso de la familia Cueva Lobato, que echaron raíces en el centro acuático de los Juegos Panamericanos Jr de Asunción 2025 para ver a las gemelas Lía y Mía, así como a Suri, la hermana mayor.
El ritual se repite cada que el nombre de algunas de sus hijas suena por los altavoces. El sonido de la trompeta que lleva el señor Jorge Alberto Cueva. Siempre con la bandera de México en todo lo alto, los nervios de la señora Paulina Lobato, con el instinto maternal de querer que a sus hijas les vaya bien no solo dentro de la fosa, sino también fuera de ella, y el pequeño Paulo, el hermano menor, que dedica la competencia a apoyar a sus hermanas en cada uno de sus turnos. Sus gritos de “échele, échele” retumban con el eco de la lámina del techo, y llegan hasta sus hermanas. Paulo también graba cada clavado con su tablet, para luego ponerse a jugar, hasta que su papá o su mamá le avisan que ahí van de nuevo.
En las 10 competencias que van en este 2025, la familia de las gemelas ha tratado de acompañarlas a todas partes. “Procuramos ir a todas, sí está difícil. Pero vale la pena que nos aventemos el viaje y estamos muy emocionados, se vive muy intensamente, se sufre también mucho, pero bien”, confesó la señora Paulina, que se toma las manos de manera nerviosa al voltear a ver a la pizarra para conocer las calificaciones.
Plata y bronce, pero nunca conformes. 🔥🥈🥉
— Esto en Línea (@estoenlinea) August 20, 2025
Mía y Lía Cueva siguen demostrando que el talento mexicano tiene fuerza, corazón y visión de futuro. ¡14 años de pura inspiración! ✨👏
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“La verdad es que estamos muy contentos, muy orgullosos, no sé, no hay de repente ni siquiera palabras. Son unas niñas maravillosas, unas niñas que se merecen lo que están logrando, por el trabajo que hacen, por la dedicación que le ponen, por el esmero y por todo lo que se vive para para llegar a hasta ahorita a su corta edad”, confiesa el señor Jorge Alberto.
Cada competencia suele representar un abanico de emociones. Fiel al rol de papá, Suri busca sus ojos cuando está en las escaleras de la plataforma, justo en su parte más alta, para que le dé tranquilidad. El señor le pide que respire, aunque él no aguante los nervios. “Nos gusta esto, ahora sí que nos gusta sufrir, nos gusta vivirlo. Yo, la verdad, no sé ni lo que hago, ni lo que digo, ni nada en ese momento. Pero, este, bien bien bien o sea algo muy bonito algo muy bonito”.
La hermanas Cueva empezaron en los clavados por casualidad
Como tantas historias, la aventura de las hermanas Cueva en el deporte empezó por casualidad. La energía de tres niñas de una edad parecida era tanta que sus padres buscaron un lugar en donde pudieran cansarse antes de regresar a su casa. Fue hasta que Suri conoció a Iván Bautista y le pidió una oportunidad que el destino tomó forma. Hasta entonces, nadie advertía el talento de las gemelas, solo un ojo clínico como el de Iván podía descubrirlo en unas niñas tan pequeñas.
“La verdad es que no se dieron cuenta, nosotros las llevábamos para que se cansaran, porque era una revolución en la casa con las tres. El que las jaló y las vio fue Iván Bautista”, contó la señora Paulina.
“Suri le pidió una prueba, se acercó con Iván y le dijo, se animó a decirle, porque es medio seriecilla, entonces de ahí fue que el profe le vio cualidades y todavía volteó a ver a las otras que estaban por ahí jugando y corriendo y sí dijo ‘ah caray a ver tráemelas para ver qué tal. Para que se vengan a jugar acá’, así literal jugando fue como empezaron ellas, ni cuentas se daban de lo que estaban haciendo, ni nosotros obviamente”, agregó el papá.

Si el destino había obrado a su favor, también estuvo a punto de sacarlas del camino. El señor Jorge Alberto no veía resultados inmediatos y por poco las saca de los entrenamientos.
“En una Copa Jalisco, tenían como tres meses de haber empezado, y como quedaron en el lugar 20 de 60. El señor dijo ‘ya sánquenlas, no van a ganar’” contó la señora Paulina.
“La verdad si, yo no sabía nada de este deporte, lo hacíamos porque se cansaran, sí dije eso. Pero empecé a enamorarme de los clavados, viéndolas trabajar, viéndolas que eran felices en lo que hacen. Ahí siguen y esperamos que den más”, explicó.
Los papás esperan que cumplan el sueño olímpico
El sueño que viven sus hijas es el mismo que viven los padres. Saben que las posibilidades de que eventualmente cumplan el sueño olímpico de la mano del entrenador Iván Bautista son grandes y que si así lo desean, lo van a lograr.
“Sabemos que esto es muy bonito, también sabemos y entendemos que esto es el comienzo y que falta mucho trabajo. Nosotros lo vemos, incluso con las mejores del mundo, nos ha tocado, gracias a dios, estar ahí verlas. Pero falta mucho, o sea, la verdad es que les falta mucho. Pero están enfocadas en lo que quieren y lo van a lograr”, cerró, el señor Jorge Alberto.
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