10, agosto 2025 - 6:00
Pavel Pargo jugó los Mundiales de Francia 1998 y Alemania 2006 _ FOTO MEXSPORT
POR INÉS VÁZQUEZ SALCEDO: Desde pequeño, Pavel Pardo supo que quería dedicarse al futbol. Pero no solo eso: decidió ser de los mejores. Lo tuvo muy claro a los ocho años, durante un partido del Mundial del 86: “Ahí voy a jugar yo algún día”, le aseguró a su papá.
Desde ese momento se esforzó para poder cumplir su meta. A los 12 años ya estaba hecho a la idea de convertirse en profesional. No era el simple sueño de un niño, era la promesa que años después cumpliría con disciplina y dedicación. Pavel jugó en la Primera División de México, fue campeón en Alemania con el Stuttgart y disputó un par de Mundiales (1998 y 2006) como seleccionado nacional.
Su camino hacia cumplir la promesa comenzó literalmente en casa: “Mi papá fue mi entrenador y el equipo con el que empecé fue con mi familia”. Creció viendo a su padre y a sus tíos jugar, y desde los siete años ya dominaba el balón. Para él, el fútbol era parte de su día a día. “Disfrutaba mucho jugar, y desde entonces supe que eso quería hacer toda mi vida”.

Debutó a los 17 años con el Atlas. El nervio estaba ahí, pero también la certeza de que estaba preparado.
En ese club vivió etapas que lo marcaron: “Fue donde me formé como persona y jugador”. Ahí conoció a entrenadores que dejaron huella, como Marcelo Bielsa, quien le enseñó que “tienes que entrenar cómo vas a jugar”. Una frase que se le quedó grabada para siempre.
Su ascenso fue meteórico hasta convertirse en un infaltable en la Selección. Vestir la camiseta del Tricolor fue su mayor orgullo. “Representar a tu país no tiene precio. Cuando cantas el himno en un Mundial, se te enchina la piel”.
En la Selección Nacional, vivió momentos inolvidables. Cantar el himno en un Mundial, ver las tribunas verdes llenas de mexicanos, es algo que jamás olvidará. “Ahí entiendes el peso de representar a un país entero”. Fue parte de una generación que dejó huella, no por un solo torneo, sino por la entrega y el ejemplo.
También destacó a figuras como Ricardo La Volpe, a quien considera uno de los técnicos que más lo hizo crecer en la Copa del Mundo de 2006, y a compañeros como Claudio Suárez, un líder dentro y fuera del campo. “Te exigía cuando tenía que exigirte, y te alentaba cuando hacía falta”.
Pavel Pardo llega al Sttutgart después del Mundial de 2026
Uno de sus momentos más importantes fue en el Mundial del 2006, cuyo desempeño lo convirtió en jugador del Stuttgart en Alemania. Fue una experiencia de adaptación, de idioma, de cultura, pero también de éxito. “Ser campeón en Alemania fue lo más grande de mi carrera”, asegura sin dudarlo. Ahí vivió el contraste entre la calidez latina y la frialdad alemana. “Al principio era solo un saludo. Hola y adiós. Pero una vez que entras en confianza, son personas increíbles”.
En Alemania, Pardo no solo se adaptó al fútbol, también a una cultura completamente diferente. Se propuso aprender el idioma y lo hizo en seis meses. “Quería comunicarme con todos, no solo con mis compañeros”. Ese deseo de integrarse lo llevó a ganarse el respeto de sus colegas, haciéndolo un jugador diferente al resto. Incluso Mario Gómez, uno de los referentes del Stuttgart, comenzó a hablarle en español meses después, comentó sorprendido por su dedicación.
Pavel Pardo ve a Atlas como su primer hogar en el futbol
Esa disciplina lo acompañó toda la vida, mientras sus compañeros salían de fiesta, él se quedaba entrenando, se llegó a perder muchas salidas, viajes, fiestas, etc.. “Me decían que no iba a llegar. Luego, los mismos que se burlaban eran los que venían a pedirme boletos para ir al estadio”. Así es como la vida cambia. La disciplina era su arma secreta y Pavel no dejó que nadie definiera su camino. Lo trazó con trabajo y dedicación.
Habla con emoción de cada equipo por el que pasó, pero el Atlas ocupa un sitio especial. Fue su casa, su escuela, su origen. Y aunque no ganó títulos con ellos, considera que fue el lugar donde se convirtió en el jugador y la persona que luego triunfó en Europa. Ahí aprendió que el fútbol también se piensa, se respeta y se vive con pasión.
Hoy, Pavel comparte su historia. Habla del esfuerzo, dedicación y disciplina, pero sobre todo de mentalidad. De no rendirse. De comprometerse consigo mismos. “El talento no sirve sin cabeza. La mente es la que te lleva lejos”.
Su carrera no fue casualidad. Fue la consecuencia del sacrificio y trabajo que hizo durante años. Y aunque ya no juega profesionalmente, su legado sigue. Porque el éxito verdadero, como él lo dice, no está solo en los trofeos, sino en cómo llegaste a ellos.
El ex futbolista comparte su historia con quienes sueñan con llegar lejos, sobre todo a los jóvenes futbolistas. Les habla de constancia, pero sobre todo de la importancia de tener disciplina y salud mental. “El talento no sirve sin disciplina. La mente te lleva más lejos que los pies”. El verdadero éxito, como él menciona, no está solo en levantar trofeos, sino en cómo llegas hasta ellos.
El padre de Pardo lo motivó a no rendirse en su sueño de ser futbolista
Pável no sólo repite lo aprendido, sino que comparte lo vivido. Su historia va más allá de los títulos o los partidos disputados. Habla de las veces que pensó en rendirse, de los entrenamientos bajo la lluvia, de los viajes, del esfuerzo silencioso que nadie ve. Recuerda cómo su padre, desde niño, lo motivó a no rendirse, a dar siempre el máximo. “No importa quién te vea, tú hazlo como si fuera una final”, le decía. Y con esa frase, enfrenta cada reto de su carrera.
Les habla de valores que no se enseñan solo con el balón. De respeto, de humildad, de trabajo en equipo. “A veces uno no sabe lo que está viviendo el otro. Una palabra puede cambiar un día, o hasta una carrera”. Esa empatía también forma parte de su legado.
Pavel Pardo insiste en que ser futbolista es una forma de vida. Que no se trata solo de lo que se hace en la cancha, sino de cómo se vive fuera de ella. De las decisiones que se toman, de las renuncias que se hacen, la dedicación y constancia que le pones. Recuerda cómo en Alemania sus compañeros salían de fiesta, y él decidía quedarse en casa a descansar o a estudiar el idioma. “No es que no quisiera divertirme, pero yo tenía claro que debía aprovechar cada día. El futbol no espera”.
Para él, no hay secretos. Solo trabajo. “No fui el más técnico, ni el más rápido, pero sí uno de los más disciplinados”, reconoce. Y esa disciplina es lo que más busca transmitir. Les habla de cómo veía videos de sus partidos para corregir errores, de cómo llegaba antes a los entrenamientos, de cómo se quedaba después a practicar tiros libres. “No se trata de ser perfecto, sino de no conformarse”.
Recuerda con emoción el momento en que pisó un estadio lleno en un Mundial, cuando sonó el himno nacional y pensó en su familia. “Ahí entendí que no jugaba solo por mí. Jugaba para todos los que creyeron en mí”. Esa sensación, dice, no se olvida jamás.
El Maestro enseñándole al alumno 🎩
— Esto en Línea (@estoenlinea) July 15, 2025
Un día cualquiera de Pável Pardo jugando en Alemania siendo el mejor mediocampistas de la Bundesliga 🔥
Y el de a un lado es un tal Toni Kroos 🙄
Describe la foto en una palabra😍
📸 MEXSPORT pic.twitter.com/yVCyywl98M
Pavel casi deja el Sttugart luego de una lesión
También reconoce los tropiezos. Las veces que no fue convocado, los partidos malos, las críticas. “No siempre todo sale como uno quiere. Pero si sabes quién eres y por qué haces lo que haces, te levantas”. Comparte cómo una vez pensó en regresar a México tras una lesión en Alemania, pero decidió quedarse y pelear. “Quería que me recordaran como alguien que nunca se rindió”.
Su mensaje final es: “Sean ustedes mismos. No traten de copiar a nadie. Escuchen, aprendan, pero nunca pierdan su esencia”. Para él, lo que lo llevó lejos fue esa mezcla de valores, carácter y constancia. Reconoce que tuvo grandes entrenadores y compañeros, pero lo que más lo marcó fue la actitud y mentalidad con la que enfrentó sus retos cada día.
Pável es un histórico con el Stuttgart de Alemania, se coronó campeón de la Bundesliga contra todo pronóstico.🏆
— Esto en Línea (@estoenlinea) July 16, 2025
Durante su estancia en el equipo, le dejó muchas enseñanzas a un joven que después sería Campeón del Mundo 😱🔥
Acá la nota completa 👇🏼 https://t.co/0YMUx6xtLf pic.twitter.com/sS9J3nSlWp
A veces, alguien se le acerca a pedirle una foto, un autógrafo o simplemente darle las gracias. Y él, con la misma humildad de siempre, sonríe, escucha y responde. Porque entiende que su historia ya no le pertenece solo a él. Es parte de un legado que inspira. Un ejemplo vivo de que los sueños se alcanzan con trabajo, con disciplina, con cabeza y con corazón.
Y así, entre recuerdos, consejos y emociones, Pavel Pardo sigue dejando huella. No con goles o asistencias, sino con palabras que se clavan en quien lo escucha. Porque cuando habla, no lo hace como una leyenda, sino como un hombre que eligió ser distinto. Que eligió ser de élite.
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