Los clavados se han convertido en uno de los deportes favoritos para México cada cuatro años, pero para llegar allí se necesita todo un proceso que comienza con jóvenes soñadores peleando por un lugar en el trampolín o plataforma. Hoy, Gabriela Agundez es la máxima referente de una nueva generación.

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Gaby Agundez se ha convertido en la experiencia dentro del grupo que ha encarado los campeonatos mundiales, recientemente en Singapur. La mexicana ve con orgullo y mucha responsabilidad el tener que cargar con ese papel rumbo a Los Ángeles 2028.

“A veces miro hacia atrás y recuerdo cuando yo era esa niñita que soñaba con llegar a unos Juegos Olímpicos, que soñaba con ganar una medalla, con estar en estas competencias internacionales y hoy en día me toca ser de las mujeres la más experimentada, me toca ser la que comparte experiencia, consejos y creo que es muy lindo cómo cambian los papeles y cómo algún día a mí me tocó ser esa niña a la que apoyaban, acompañaban y que ahora me toca ser la que le toca enseñar, que toca apoyar o que toca estar ahí. Creo que es muy lindo y es algo bonito que deja el deporte”.

Los resultados obtenidos en Singapur este año, donde se sumaron más medallas que las pasadas dos ediciones de las Copas Mundiales. Gaby Agundez destacó a la delegación mexicana que realizó el viaje y además se colgó preseas.

“Estoy muy contenta, honestamente es un resultado que se estaba buscando, es un resultado que se entrenó mucho. Sabíamos que este mundial en Singapur era la competencia más importante del año y sabíamos que había que llegar a nuestro mejor nivel justamente para esta competencia. Estoy feliz de que el trabajo nos haya brindado estos frutos, nos haya brindado esta medalla de plata”.

Gabriela Agúndez cuenta todo el trabajo “que no se ve”

En televisión o asistiendo a la fosa, solamente observamos a los clavadistas subiendo a la plataforma o trampolín, hacer estiramientos. Caminar hacia el borde y por segundos poner en juego toda su preparación.

La medallista nacional, Gaby Agundez, nos habló de todo lo que se esconde detrás de los reflectores que observamos, señalando aspectos como la fortaleza mental. Que podría catalogarse como lo más importante.

“Es bastante complejo porque a lo mejor a la hora de la cámara. A la hora de la toma, ustedes nos ven solamente un minuto, un par de minutos. A la hora de tirarnos un clavado es cuestión de segundos, pero para preparar ese clavado nosotros tenemos que esperar toda la ronda. Tenemos que esperar justamente ese momento en las escaleras, en el que vamos subiendo. Y a veces nos pueden pasar muchos pensamientos por la cabeza, incluso cuando estamos parados nos pasan muchos pensamientos por la cabeza, creo que es cuestión de concentración. Los nervios siempre están, hay que saber manejarlos”.

Entre risas y con una alegría al tener colgada su medalla de plata, Agundez no dudó en responder cual es su momento más complicado para preparar un clavado y, sorpresivamente, todo inicia desde muy temprano.

“Creo que todo tiene su chiste, porque así como un clavado a la hora de competir dura segundos. Detrás de esos, en mi caso 5 clavados,. Hay atrás mucho entrenamiento, entonces te diría que a veces hasta los entrenamientos son difíciles, pero yo creo que lo más. Más, más difícil es levantarme de mi cama todos los días, en las mañanas, y saber que tengo que venir a entrenar. Y que es un entrenamiento de 8 horas, es una jornada bastante larga, entonces creo que hay que tener mucha fuerza y voluntad, pero es ese momento en el que mis objetivos pesan más que cualquier adversidad”.

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