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4, julio 2025 - 12:29

┃ Rubén Beristáin

Diego Luna prefirió Estados Unidos que México _ Foto_ IG Diego Luna

La historia de Diego Luna sólo es un caso más. Otro recordatorio de cómo el talento con raíces mexicanas, pero criado en Estados Unidos, puede destacar con otra nacionalidad, mientras en la Federación Mexicana de Futbol apenas se enteran de su progreso profesional o se enteran tarde de esa posibilidad.

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La opción de que formara parte de las selecciones juveniles mexicanas fue real. Su nombre estuvo en las listas de seguimiento que elaboró Andrés Lillini como director de selecciones menores, cuando revisaron perfiles con potencial internacional. Sin embargo, el propio Luna rechazó la idea de cambiar de federación. Para él, Estados Unidos fue quien le abrió la puerta al profesionalismo y quien lo acompañó desde el principio. Ante esa confianza y la claridad de un proyecto deportivo, su decisión fue definitiva.

El mediocampista ofensivo de 21 años, nacido en California, es hoy uno de los jugadores más prometedores del cuadro de las Barras y las Estrellas. En la Copa Oro 2025 porta el número 10, un dorsal reservado para los futbolistas con jerarquía al ataque. La ironía es que Luna pudo haber representado al Tricolor, pero nunca llegó una llamada a tiempo que lo hiciera dudar de su elección natural.

Diego creció con las dos banderas en casa. Por un lado la de Estados Unidos, donde nació y se formó en academias como San José Earthquakes. Y la de México, país de origen de sus padres. Entre esas dos identidades, su decisión siempre se inclinó por el país donde se sintió más valorado.

“Lloraba cuando México nos metía gol”, recordó en una entrevista con el periodista Brian Sciaretta. “Nací y me crie aquí, este país me dio lo que tengo ahora. Creo que es justo jugar para el país que me hizo quien soy”, confesó hace algunos meses, después de su debut a principios de 2024.

Sus números han respaldado el impacto en su primera gran competencia oficial con la Selección Mayor. En esta Copa Oro 2025, Luna acumula cinco aportes ofensivos con tres goles y dos asistencias, un rendimiento que lo convierte en uno de los jugadores más determinantes de su país, prueba de que su irrupción no ha sido casualidad sino producto de un proceso bien cimentado.

Diego Luna se alista para disputar una final de Copa Oro contra el Tricolor, convertido en símbolo de una generación que Estados Unidos supo integrar. El ’10’ que pudo vestir de verde, blanco y rojo es ahora el creativo que tratará de arrebatarle un título a la Selección que apenas lo volteó a ver.

Diego Luna, otro mexicano que se decide por jugar con Estados Unidos

Lo de Diego Luna no es un episodio aislado. Su historia forma parte de una lista de futbolistas nacidos en Estados Unidos con raíces mexicanas que la Federación Mexicana de Futbol no supo integrar a tiempo.

Está el ejemplo de Alejandro Zendejas, quien jugó con selecciones juveniles de Estados Unidos y luego debutó con México en un amistoso con el Tata Martino, pero optó de manera definitiva por representar a las Barras y las Estrellas, donde hoy es un habitual en convocatorias.

Otro caso fue el de Ricardo Pepi, el delantero que estuvo en el radar de la Federación Mexicana, incluso con convocatorias en Selección Sub-16, pero nunca recibió un proyecto deportivo claro. Eligió a Estados Unidos y ya es parte estable de su ofensiva, aunque no fue convocado a esta Copa Oro por lesión.

El más reciente se convirtió en refuerzo de Chivas. Richard Ledezma, mediocampista creativo formado en la academia de Real Salt Lake. Aunque expresó en su momento interés por el Tricolor, nunca lo consideraron de forma oficial. Y se quedó con el programa de U.S. Soccer.

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