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Mira

29, junio 2025 - 21:21

┃ Guillermo Abogado González

El Juego de Estrellas de la LMB se suspendió por la lluvia / Foto: Lesslie Arredondo

Bien dicen que la perfección no existe y este domingo quedó comprobado. Ni el mejor pitcher, ni el mejor bateador, simplemente no hay quien se imponga contra la madre naturaleza y los organizadores tampoco modificaron el horario, aunque la amenaza era latente, y eso se pagó. Lo que pudo ser una fiesta completa se vio empañada por la lluvia que primero retrasó el play ball del Juego de Estrellas de la Liga Mexicana de Beisbol y después impidió la continuidad del partido.

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La fiel afición se dio cita, cumplió en esta fecha conmemorativa y realizó una extraordinaria entrada al Diamante de Fuego del Estadio Alfredo Harp Helú. Las gradas estuvieron repletas, seguidores de distintas partes de la República Mexicana no querían perderse la fiesta de los 100 años de la LMB con el encuentro entre las Estrellas de la Liga y la Selección Mexicana.

Sin embargo, la fuerte lluvia en la capital complicó el panorama, el comienzo estaba pactado para las 19:00 horas, pero llegó el primer retraso de media hora. La tempestad se calmó, quería ver beisbol, se efectuó la ceremonia, el Himno Nacional Mexicano se escuchó, había todos los ingredientes para una grandiosa celebración.

La lluvia paró el Juego de Estrellas en la primera entrada

Wilmer Ríos se paró en la lomita de las responsabilidades para que el partido iniciara a las 19:30 horas. Comenzó la algarabía, había juego, todo pintaba de maravilla, no obstante, la inclemencia del tiempo de nueva cuenta hizo de las suyas como ya es toda una costumbre en estas fechas y en distintas plazas del país. En el momento menos oportuno apareció. El aguacero provocó otro retraso cuando apenas iba la primera entrada y Ríos había sacado los tres outs de la parte alta del primer rollo.

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De inmediato el diamante quedó cubierto y la afición comenzó a moverse lo más pronto posible para cubrirse del torrencial. La gente de los jardines fue la que sufrió un poco más. Amontonados, como se pudo, pero había que protegerse. La lluvia impidió la fiesta en el campo, pero en las tribunas la fanaticada quemó el tiempo entre bebidas y alimentos, el ambiente continuó, la lluvia no podía estropear todo.