Las Vegas.- El tema migratorio queda poco a poco en el olvido. La distracción del presidente Donald Trump con el medio oriente, ha tranquilizado a los mexicanos, al punto que se vuelve a dejar ver en los estadios, con la tranquilidad de apoyar a su representación sin ningún problema.

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Las Vegas no ha sido una de las ciudades donde se hayan visto redadas, presiones o deportaciones, al contrario, su vida turística los tiene con una mayor pasividad respecto al tema que hace unos días eran el foco de la sociedad.

En el Allegiant, la gente disfrutó de su selección en todo momento. La banda retumbó en la zona de estacionamiento desde más de dos horas antes del pitazo inicial. La tuba, el bajo y la tarola se dejaron sentir mientras el baile movilizaba a las masas que disfrutaban con el ritmo de los Tucanes de Tijuana o Mi Banda el Mexicano.

Pero más allá del sabor mexicano, el costarricense tampoco se apagó cuando estuvo en los reflectores. El “Pura Vida” fue mayoría cuando una playera roja se acercaba a cualquier cámara. Los ticos también se dejaron sentir.

Los aficionados no les tuvieron miedo a las redadas. “Venimos con la bendición de Dios y que sea lo que él quiera”, dijo un aficionado con mascara, para evitar ser reconocido o simplemente por su amor a la lucha libre.

Los lentes para sol, los shorts y las playeras de manga larga, todo se conjugó para ver a dos equipos que se peleaban por la cima de su sector, pero con dos entrenadores que seguramente rotarían.

Aficionados mexicanos prefieren a Miguel Herrera en la Selección

El cariño por el Piojo no se fue de los aficionados mexicanos. “Yo prefiero a Miguel Herrera, la verdad, siempre le echó muchos huevos, por eso me gustaba. Lástima que la hija hizo sus cosas”, lamentó un paisano.

“No, yo prefiero a Aguirre, porque el Piojo siempre me cayó gordo por ser el técnico del América. Mejor que se quede allá, que haga sus cosas allá, acá no lo queremos, pinche Piojo argüendero”.

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Ese fue el color en el Allegiant, un estadio que sintió el cariño de los aficionados por su selección y que les demostró a las otras sedes que podían con precaución. El amor a la selección fue mayor a cualquier temor de parte de los mexicanos.