22, mayo 2025 - 18:20

Cardozo es la estrella más grande del Toluca. FOTO: MEXSPORT
El gol de Cardozo en aquella goleada 6-0 sobre América forma parte de la cultura popular del futbol mexicano. Hay quien dice que no ha habido un gol más armónico que ese, por la forma en la que se dio y el momento. Una tarde lluviosa, dos de los equipos más ganadores de todo el país y uno de los estadios más pasionales de todo el futbol mexicano. En YouTube abundan los videos que reflejan esos 23 segundos, acompañados por la narración del cronista Raúl Pérez. Cada reproducción conquista un pedazo de nuestra nostalgia y nos recuerda que el futbol es eso, recuerdos.
“Hassan y Vicente Sánchez le quitaron la pelota a Castro”. La narración de Raúl Pérez comienza con un tono más bien neutro, como comienzan tantas jugadas en terreno enemigo. Aún es muy pronto para saber lo que ocurrirá esa tarde de sábado en el Nemesio Díez. Lo que sí se sabe es que los Diablos le ganan 4-0 al América y en las gradas, la “Perra Brava” ya se ha quitado las playeras. Los torsos desnudos soportan el frío perpetuo de Toluca. Es 1 de noviembre del 2003, Día de Muertos, ha estado lloviendo, es otoño pleno en la ciudad más alta de México.
¿Cómo fue el icónico gol de José Cardozo al América?
La jugada, esa que empieza pegada a la banda, muy cerca del área del Toluca, de pronto crece en intensidad. La pelota va en dirección de José Saturnino Cardozo, el diablo mayor. En la voz de Raúl Pérez se asoma cierta expectativa cuando el paraguayo hace un movimiento de torero y con la pura finta deja pasar la pelota para quitarse a su primer marcador. Un simple amague de pronto limpia la banda y da vida al contragolpe.
Aunque la claridad es mayor, sigue siendo muy pronto para saber lo que pasará tan solo 20 segundos más tarde. Por eso el narrador no se suelta del todo, pero a través de las bocinas de millones de televisiones las posibilidades aumentan.

“Cardozo hace la finta y escapa; luego viene Rojas y se lo quita”, narra el cronista. Justo éste es el momento de quiebre, cuando el delantero pica la pelota y el defensor se va en banda. La genialidad del paraguayo permite que Toluca pase de estar en su campo a tener un mano a mano en toda regla, dos contra dos. Entonces, en la jugada, por primera vez, aparece Sinha, el cerebro de los Diablos, por si fuera poco.
El brasileño corre al parejo de su compañero, controla las ansias, no le ganan en su afán de desmarcarse, y con paciencia rompe el fuera de lugar. “Y sigue Cardozo, y toca para Sinha, no hay fuera de lugar”, confirma el narrador en su relato. La jugada eleva su velocidad y las frases se convierten en palabras en solitario y el tiempo ya no alcanza para dejar en la historia un toque de primera genial del número 10 que clarifica el panorama, pero existe. “Cardozo la tiene, toque para Sinha”, dice Pérez, ya en franca ebullición.
Justo ahí, en ese momento, la jugada entra en su fase decisiva. A la combinación se suma el “Chiquis” García, que llega como un rayo e ingresa en el área con la pelota dominada. El mediocampista no se acelera y, en lugar de disparar, observa del otro lado a Cardozo, quien en la confusión entra solo. El cronista evoca todas las posibilidades: un tiro, un pase, un gol. “Rafa, tira, Cardozo, remate, golazo.
Golazo del Toluca”, grita Pérez cuando el diablo mayor define al contrapié de Becerra, para luego salir corriendo y festejar con la lengua de fuera, como quien hace una diablura. La imagen quedará grabada en la memoria de millones de aficionados; incluso años después, alguien la pintará en una barda colindante de La Bombonera.
Cardozo recuerda su gol ante América
Los grandes goles figuran en la mente de sus protagonistas como en cámara lenta. José Saturnino Cardozo a menudo recuerda aquel contragolpe fulminante que supuso uno de los goles más lindos que marcó en el futbol mexicano.
“Yo no sabía que estaba haciendo ahí en tres cuartos de cancha, no sé qué hacía ahí”, contó el mítico goleador en una plática con Ricardo Antonio La Volpe. “Normalmente yo no bajaba hasta ahí. Cuando recupera Vicente, me ve cerca y descarga la pelota.
Yo ya veía que venía con todo uno de los centrales de América, lo dejo pasar y cuando veo que venía Rojas, porque había llovido antes, yo dije ‘este se va a tirar’, no tenía otra opción, ‘este se va a barrer’. Cuando yo le pico la pelota, cuando le hago el pase a Sinha y deja de taco, cuando Chiquis roba la pelota, yo aparecí del otro lado, entré solo”.
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La simplicidad de sus palabras contrasta con la complejidad del gol. 11 toques que dieron vida a uno de los tantos más legendarios de la historia.