20, mayo 2025 - 18:49

Iñaki Hernández sueña con ganar más medallas y poner la bandera de México en alto / Foto: Sarahí Melecio
El video del pequeño Iñaki Hernández dedicando a su mamá la medalla de oro que ganó en el Campeonato Panamericano dio la vuelta al mundo. La emoción del clavadista al expresar su mensaje conmovió a todos aquellos que vieron a través de las redes sociales gran parte de la esencia del deporte, una práctica a veces individual, pero que también involucra a todos aquellos que están detrás de los atletas.
A su regreso a México, el pequeño Iñaki, junto a su mamá, platicaron con el Diario de los Deportistas y contaron cómo fue que vivieron ese momento especial. “La verdad, me dio mucha felicidad el poder estar ahí representando a mi país y más que nada decir esas palabras que no pensé que fueran a llegar a tener tanto grado de popularidad”, contó Iñaki, de apenas 12 años.
Mientras el clavadista recibía su medalla de oro en las lejanas tierras colombianas, la señora Perla cumplía en la Ciudad de México con su jornada laboral. El mensaje que su hijo le había mandado a miles de kilómetros de distancia estaba por llegarle.

“Iba camino a mi casa cuando vi el estado de su entrenador. No pude ver resultados ni nada de la competencia, iba checando el celular y vi que él subió algo. Lo veo y veo el mensaje y fue un wow. Lo más curioso es que no se lo quise decir a nadie, esto lo quiero para mí, y resultó que fue algo que dio la vuelta a todo México”, dijo entre risas. “Lloré de la emoción, fue una emoción muy fuerte. Ganar una medalla de oro, sé que implica mucho trabajo, mucho sacrificio y bueno. Ver el resultado en eso es un sentimiento indescriptible, y oír las palabras, fue un boom en mi cabeza”.
Para comprender la historia del clavadista y lo que representó ese emotivo video, hay que mirar al pasado. Desde que era muy pequeño, Iñaki tuvo acercamientos con la lucha libre, como una pasión heredada de su padre; también con la gimnasia, como la disciplina que descubrió todos sus talentos y que lo acercó a los clavados
Fue la entrenadora Sonia Dimitrova la primera en observar las cualidades del deportista. Iñaki estuvo a su cargo por más de siete años, como un alumno destacado de su escuela de gimnasia. Un día, sin embargo, la mentora se acercó a los padres de Iñaki y les planteó la posibilidad de que el pequeño de 10 años realizara pruebas en Guadalajara con el prestigioso entrenador de clavados Iván Bautista.
Para la mente aventurera de Iñaki, no había mucha diferencia entre la gimnasia y los clavados, salvo el factor del agua. Quizá por eso no tuvo problemas en presentarse ante la mirada clínica de Iván Bautista y aprobar con éxito las pruebas. Una vez dentro, había que tomar una decisión: debía irse a vivir a Guadalajara, ya sea con su familia o solo, dentro de las instalaciones del CODE.
“Fue una decisión difícil, porque era separarnos de él, obviamente, empezar una vida. Cambiarnos de estado, no es tan fácil. Entonces optamos por hacerlo así, que él se fuera a vivir allá, y el CODE nos apoyó mucho en darle escuela, hospedaje y todo lo que necesita para poder seguir con su entrenamiento”, contó la señora Perla.
Cuando su mamá habla, Iñaki suele esbozar una breve sonrisa, como si esa historia la hubiera contado millones de veces. A sus 12 años, la vida le ha forjado un carácter férreo. Reconoce que no fue fácil irse de su casa para seguir un sueño, pero el apoyo de su familia le permitió hacer su maleta y buscar su sueño dentro del deporte de alto rendimiento.
“Cuando me enteré, yo la verdad no quería. Sinceramente no estaba convencido en esos momentos, pero fue gracias a mi entrenadora y a mi mamá que me dieron la idea de irme. Creo que fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. Tanto el apoyo que tuve y que recibí fue muy grande”, comenta el campeón panamericano.
Iñaki entrena todos los días en las instalaciones del CODE, bajo el mando de Salvador Chávez, quien es parte del equipo de Iván Bautista. Los fines de semana, sin embargo, suele estar con sus papás. “Tratamos de manejarlo cada fin de semana, claro, siempre y cuando el presupuesto lo permita. Así lo hemos manejado estos dos años”, cuenta Iñaki.
“Hacemos un gran esfuerzo porque sí es un gasto bastante fuerte, el estar yendo y viniendo. Hemos tratado; el primer año fue el más difícil. Tratamos de recortar gastos en muchas cosas y estirar el dinero lo más que podíamos para poder estar todos los fines de semana. Y ahorita estamos también tratando; la economía no dura mucho, así es que tratamos de ir poco a poco con él”, contó la señora Perla.
A la pregunta sobre si el sacrificio ha valido la pena, ambos contestan al mismo tiempo, como un clavado sincronizado. Por supuesto, dicen que sí, sin dudarlo.
Iñaki Hernández tiene el sueño de poner la bandera de México en alto
Contrario a lo que podría pensarse, una especie de miedo invade a Iñaki cuando está a punto de tirarse de la plataforma. El joven clavadista, sin embargo, sabe que es pasajero y que, una vez que vaya en el aire, solo debe hacer lo que entrena siempre. El pequeño de 12 años domina por igual el trampolín y la plataforma, pero algo en su interior le dice que lo suyo está en la altura.
“Desde que fui preparándome para las competencias, sentí que la plataforma era mi prueba. Lo sientes, lo sientes desde que estás ahí, y espero poder representar a México en esas pruebas. Sí me da miedo hasta eso, no lo puedo negar, pero es como esa parte de ‘es esto o nada’”, cuenta Iñaki Hernández.
El nervio no es exclusivo del atleta; la señora Perla también enfrenta cierto vértigo cuando ve a su hijo tirarse desde tan alto. “Siento angustia, pero es bonito verlo, es impresionante ver el valor que tiene de tirarse y girar en el aire, es espectacular”.
Iñaki no duda al responder cuál es su sueño más grande: ver la bandera de México en todo lo alto cada vez que salga a competir. “Ser campeón, como ahorita, levantar la bandera de México ante todo el mundo. Eso me hace sentir muy orgulloso, y también pensar que fue gracias al esfuerzo que hemos hecho todas las personas que me han apoyado”.
A la señora Perla se le llenan los ojos de orgullo cuando su hijo se muestra agradecido. “Siempre hemos dicho que tienen que ser agradecidos con la gente., es importante. En la vida no estamos solos, estamos rodeados de mucha gente que, gracias a ellos, y que nos soportan. Nos ayudan, nos impulsan, podemos lograr grandes cosas. Verlo, realizar su sueño sería un gran logro y una emoción; yo creo que no dejaría de llorar en un mes.
A pesar de que la carrera de Iñaki Hernández en los clavados aún es parte del futuro, el clavadista va por un buen camino. Reconoce que uno de sus máximos ídolos es Germán Sánchez. El “Duva” ganó dos medallas olímpicas como clavadista y en la actualidad se mantiene cercano a los jóvenes talentos del CODE Jalisco, donde él creció y forjó sus medallas justamente de la mano del entrenador Iván Bautista. “Cuando llegué, no lo conocía tanto, pero tuve la oportunidad de hablar con él, y sí, me ha inspirado”.
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Iñaki es un niño normal, le gusta la lucha libre y su luchador favorito es LA Park; también disfruta del futbol americano y de irle a los Steelers, como su papá. Cuando sea grande, sin embargo, y los clavados hayan quedado en el pasado, le gustaría ser entrenador o médico especializado en deporte.