La Concacaf Champions Cup 2025 se volverá a encender con un partido de alto voltaje entre dos clubes mexicanos. Cruz Azul visitará este miércoles el estadio Universitario para enfrentarse a Tigres en la ida de la semifinal del torneo, un equipo perfecto e imbatible en su territorio desde que Guido Pizarro tomó el mando técnico, y que podrá marcar otro reto internacional para La Máquina de Vicente Sánchez en esta fase definitiva.

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El conjunto felino ha hecho del Volcán una auténtica fortaleza. Efectividad que no es sólo de ahora sino de hace tiempo, pero que desde que el capitán argentino dejó el campo de juego y tomó el banquillo tras la destitución del serbio Veljko Paunovic, el equipo felino ha presumido un paso perfecto de seis triunfos en el mismo número de juegos, tanto en Liga MX, como en el mismo torneo de la zona.

Todo comenzó con su primer duelo en casa, contra Querétaro, que apenas logró sacar con una victoria por la mínima diferencia (1-0) con gol de Nico Ibáñez. Después, en cinco encuentros seguidos, han seguido los triunfos con un promedio de casi tres goles por encuentro. Superaron fácilmente a clubes como Cincinnati y LA Galaxy de la MLS, en octavos y cuartos del torneo de Concacaf, mientras que en el torneo local pasaron por encima de Santos, ganaron el Clásico Regio ante Rayados y vencieron a los Pumas también en la última jornada.

Tigres solo perdió un partido de los últimos 20 en el Universitario

No sólo eso. La racha en el recinto de San Nicolás de los Garza va más allá, debido a que de los últimos 20 partidos jugados en su territorio, únicamente ha perdido en una ocasión (0-1 vs FC Juárez) en febrero pasado. Una estadística que dimensiona la complejidad para el equipo cruzazulino en tomar alguna ventaja como visitante.

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En el Volcán, el futbol tiene otra temperatura. La afición ruge más fuerte y los Tigres se convierten en una especie difícil de domar. Cruz Azul y Vicente Sánchez tendrán un desafío complejo ante el único club con el que han perdido en tres meses, pero con la obligación de dar el primer golpe a domicilio, más allá de la buena racha felina.