Los partidos de leyendas suelen comprobar una de las teorías más hermosas del futbol: la pasión se transmite de generación en generación. En las inmediaciones del estadio Nemesio Diez, cientos de niños esperaban la llegada de figuras como Luis Figo o Rivaldo, futbolistas a los que no vieron, pero conocen, porque ahí está la magia del Real Madrid y Barcelona.

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Solo dos equipos como el Real Madrid y el Barcelona son capaces de generar tanta expectativa a través de sus leyendas. Jugadores como Iniesta, Puyol, Marcelo, Casillas, Guti, Figo y Rivaldo viven como un tiempo congelado; pasarán los años, pero en realidad poco importa, sus figuras van más allá de todo.

Por esa y otras cosas, fue que la Bombonera de Toluca se llenó hasta las lámparas. No era propiamente un infierno, como acostumbra en las tardes de los Diablos, sino que más bien parecía el Santiago Bernabéu o el Camp Nou en las tardes de clásico.

Barcelona y Real Madrid hicieron que los aficionados gritaran todo el partido

A pesar de que el partido era un amistoso y en el fondo tiene tintes hasta benéficos, para los aficionados, quienes viven intensamente una rivalidad tan grande como la que emana de culés y merengues, jugaron su partido.

Tan pronto como salieron los jugadores de ambos equipos a calentar, se notaron sus intenciones. Los del Barça se llevaron una lluvia de abucheos por parte de la afición blanca, y el Real Madrid despertó las pasiones de los hinchas blaugranas, aplicados en su labor de hacer del calentamiento un momento hostil.

La guerra de porras fue acorde con la historia. A cada Barça que sonaba en la tribuna correspondía un Madrid. Un sonido hasta rítmico que solo se rompía cuando Figo tomaba la pelota, y el barcelonismo tomaba venganza de la historia a través de sonoros abucheos.

Luis Figo, Marcelo y Rafael Márquez fueron ovacionados por todo el público

El futbol, sin embargo, es un estado de ánimo. El portugués no solo se llevó silbidos de la gente, sino también un momento para guardar en su memoria, cuando la grada comenzó a gritar un “Figo, Figo”, al cual agradeció al levantar levemente la mano.

No fue la única leyenda ovacionada. El público celebraba las gambetas de Marcelo, los pases de Iniesta, la garra de Puyol, las atajadas de Casillas, los cortes infaltables de Rafa Márquez. Al tiempo que cada uno fue saliendo, la gente los despidió de pie.

Fue con don Andrés, sin embargo, con quien se vivió uno de los momentos más emotivos. Porque de pronto, su nombre fue coreado por todos, merengues y culés, porque antes que leyenda blaugrana, Iniesta es más bien un bien del futbol, y la gente así lo reconoce.

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La tarde en Toluca fue una fiesta, legendaria para algunos, sobre todo para aquellos que gritaban los nombres de sus ídolos y ellos correspondían con lo que mejor saben, jugando al futbol, aunque los años pasen.