10, abril 2025 - 19:48
La afición del Barcelona le lanzó una cabeza de cerdo a Figo _ Foto_ Mexsport
La imagen es icónica: Luis Figo se disponía a cobrar un tiro de esquina en el Camp Nou, cuando de pronto, de la grada comenzaron a caer incontables objetos. A la distancia no era posible apreciar el detalle de todo aquello que caía como lluvia; sin embargo, las cámaras captaron la brutalidad que se vivió esa tarde en el estadio del Barcelona: una cabeza de cerdo y una botella de whisky.
La hostilidad de la afición culé con el entonces jugador del Real Madrid no era de gratis. Figo tenía apenas unos meses de haber llegado al conjunto merengue proveniente nada menos que del Barcelona, un cambio a menudo imposible, si se considera la rivalidad que hay entre ambos equipos, pero no en aquel verano del 2000.
¿Por qué Luis Figo se fue al Real Madrid?
La historia del traspaso de Figo del Barcelona al Real Madrid es capaz de contarse desde varios enfoques. Hay quien dice que el futbolista portugués no se sentía del todo valorado en Barcelona y la opción de fichar por el Real Madrid, como el primero de los denominados galácticos, lo atrajo. Otras versiones apuntan a que el habilidoso extremo no tuvo nada que ver con la decisión y fue su agente José Veiga quien negoció todo con Florentino Pérez, entonces aspirante a la presidencia del club blanco.
Florentino utilizó a Figo como parte de su campaña y aseguró que si llegaba a la presidencia, llevaría al portugués al Madrid. Aquella sería la primera pieza de un ambicioso proyecto que buscaba juntar en la capital española a los mejores jugadores del mundo.
Cuando Florentino Pérez ganó las elecciones y se convirtió en presidente del Madrid, todo estaba dicho; el acuerdo con el entorno del futbolista era real. Y tras pagar la cláusula de rescisión de 60 millones de euros, Figo pasó a las filas del conjunto merengue. Aquel traspaso es considerado como una de las mayores traiciones en el mundo del futbol. Porque el portugués era uno de los capitanes del Barcelona y una de sus figuras indiscutibles.
La afición se encargaría de hacerle saber su descontento. Y aquel 21 de octubre del 2000 convirtió su primera visita a la que fue su casa en un infierno. Desde la grada no solo cayeron botellas y cabezas de cerdo, sino también los gritos de “pesetero” e incontables referencias a Judas. Dentro de la cancha, Figo tampoco la pasó bien, porque fue contenido por un joven Carles Puyol. El Barcelona terminaría llevándose el clásico con un marcador de 2-0.
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