Los aguiluchos salieron de pelea. Lejos de ser las Águilas que se esperan en un futuro, los polluelos que representaron al América mostraron picardía y hambre de triunfo, se metieron al Corregidora y le ganaron 0-1 a un Querétaro que poco pudo hacer.

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La estrategia del cuadro de Coapa salió a la perfección. Sus fuerzas básicas respondieron en el momento clave y sacaron las primeras tres unidades del campeonato gracias a la solitaria anotación de Antonio Álvarez.

El juego en La Corregidora se sintió como una falta de respeto para unos y la gran chance de destacar para otros. La gente quería ver a Henry, Malagón o Valdés y solamente recibieron a chamacos con numeración arriba del 100 y uno que otro miembro del primer equipo.

Eso poco les importó a los aficionados cremas. El grito de Tricampeón inundó la grada mientras Érick Sánchez se convirtió en ese hombre distinto que se esperó luego de ser fichado desde Pachuca.

El Chiquito fue clave en la adaptación de los aguiluchos. Fue gracias al 28 que Arredondo, Álvarez y el famoso Isco Ramírez dejaron la pena a un lado para convertirse en verdadero peligro constante.

Querétaro no supo lo que sucedió en un primer lapso de locura. Perlaza, Barrera, Lértora y compañía, acompañaron a los más jóvenes sin poderles quitar la pelota. El primer impacto fue de Ramírez, que se estrelló en el larguero de un Guillermo Allison que ya estaba vencido.

Sánchez continuó como la clave del choque. Érick repartió responsabilidades y otorgó fortaleza en el momento de recuperar, al punto que Russo perdió la cabeza. Una entrada fortísima dejó lesionado al americanista. El VAR tuvo que intervenir para que el argentino se fuera expulsado. El descanso llegó al gallinero con un choque inclinado hacia los de menos experiencia.

El alma del tricampeón se trasladó hasta los más jóvenes. Lejos de hacer en el campo lo que la constelación americanista suele hacer, la virtud de los polluelos pasó por su desequilibrio y velocidad.

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Sánchez comandó un contraataque entre la zaga queretana. El Chiquito y Ramírez hicieron una pared larga. La inexperiencia del extremo mandó la pelota lejos, pero Álvarez no se rindió en ningún momento y le ganó la espalda a la zaga. Sorprendido, Allison se estiró sin posibilidades de atajar el disparo del 184. ¡Gol del América!

El estadio estalló en júbilo. El visitante se fue al frente cuando menos se esperaba y resistieron con sus garras y picos los embates que terminaron, la mayoría de ellos, en las manos de Rodolfo Cota.

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No hubo más en La Corregidora, América se llevó un triunfo que pocos vaticinaban, pero que confirmó que sus fuerzas básicas darán de qué hablar. Los aguiluchos se convirtieron en realidad.