Antes del partido de este domingo, ni el más optimista de los Lions imaginaba derrotar a los Vikings con tanta contundencia. El duelo asemejaba algo parecido a una final de conferencia adelantada, con los dos mejores equipos de la NFC en la búsqueda de la primera siembra. De ser así, Detroit demostró ser el más poderoso de todos al vapulear a su rival divisional con un apabullante 31-9, en un partido en el que el corredor Jahmyr Gibbs anotó en cuatro ocasiones.

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Fiel reflejo del atrevimiento de su coach, los Lions de Dan Campbell culminaron la campaña con una marca de 15-2, algo nunca antes visto en la ciudad del automóvil. Detroit salió a encarar el partido con valentía y de a poco fue inclinando la balanza a su favor.

Fue una actuación redonda en todas sus filas, aunque el rubro más destacado está en su corredor Jahmyr Gibbs, convertido en un auténtico león. Ante la ausencia de Montgomery, el jugador de segundo año se ha apoderado del backfield y en realidad ahora mismo resulta indefendible. Cuando los Lions lograron acercarse a zona roja se encomendaron a su elusividad, así llegaron los cuatro touchdowns que terminarían por liquidar el encuentro. El repertorio incluyó acarreos por dentro y por fuera, además de una recepción de 10 yardas a la zona prometida. Por si fuera poco, el corredor concluyó con 170 yardas totales, en una noche para el recuerdo.

La contundencia de Gibbs contrastó con la inoperancia que por momentos demostró Minnesota, sobre todo en la zona roja. Por momentos, los Vikings lograron mover el ovoide y pisaron de manera constante la zona roja de su rival. El problema vino que de tres visitas tan solo sacaron seis puntos, producto de dos goles de campo y una cuarta oportunidad frustrada.

Pese a las múltiples lesiones, la defensiva de los Lions se portó a la altura y frustró de manera constante la ofensiva de su rival, al limitar a Justin Jefferson a tan solo 54 yardas.

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En los cuartos finales, Detroit dio un auténtico golpe de autoridad, al sellar el partido con su poderoso ataque terrestre. Tres de las cuatro anotaciones de Gibbs llegaron justo en esa instancia, cuando más importaba. Los Lions sumaron su segundo título divisional de manera consecutiva y se posicionaron en lo más alto de su conferencia por primera vez en su historia; es decir, se están acostumbrando a ganar.