Hay una imagen icónica que hasta hace algunos meses era capaz de definir la carrera de Sam Darnold en la NFL. El entonces mariscal de campo de los Jets estaba en la banca, esperando su turno para volver a entrar en el emparrillado.

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Su equipo perdía 24-0 ante los Patriots y aún le quedaban poco más de 3 minutos al segundo cuarto.

“Veo fantasmas”, dijo el quarterback, quien había sido interceptado en par de ocasiones y se veía incapaz de mover a su ofensiva.

La frase quedó grabada en la memoria de los aficionados de los Jets, como una sentencia que resumía a la perfección lo que había sido el paso de Darnold por la franquicia neoyorquina, y la tristeza inherente a las malas decisiones. El mariscal de campo llegó como la tercera selección global del draft del 2018, pero nunca logró llenar las expectativas de una franquicia que tampoco pedía mucho, solo estabilidad.

Darnold salió de los Jets después de tres temporadas en las cuales registró un récord de 13 victorias por 25 derrotas, con 8,097 yardas, 45 touchdowns y 39 intercepciones.

A pesar de su mala experiencia con los Jets, Darnold mantuvo cierto estatus debido a su alto precio en el Draft. El mariscal de campo llegó a los Panthers con la esperanza de dejar atrás el mal paso, pero la experiencia tampoco fue buena, al registrar una marca de 8-9 en tan solo dos campañas, con 3670 yardas, 16 touchdowns y el mismo número de intercepciones.

La debacle en Carolina sí le pasó factura y Darnold tuvo que conformarse con ser un quarterback suplente. Fue entonces que llegó a los 49ers donde fungió como respaldo de Brock Purdy. El quarterback jugó apenas un partido en el que lanzó dos touchdowns y una intercepción, pero no pudo evitar la caída de los gambusinos.

Sam Darnold tuvo su revancha y consolidación

Tras no encontrar un sitio en San Francisco, Darnold viajó a Minnesota con la esperanza de pelear por un lugar. Los Vikings habían drafteado a JJ McCarthy y todo parecía indicar que se trataba de una temporada de transición. Una lesión del novato, sin embargo, abrió la puerta al veterano y entonces el deporte escribió una vez más una de esas historias increíbles.

De la mano del coach Kevin O’Connell, Darnold encontró una regularidad hasta entonces inédita en su carrera. El quarterback comenzó a explotar el potencial de su ofensiva y pasó de la sorpresa a la consolidación. En 16 partidos, el mariscal de campo tiene a su equipo con récord de 14-2 y ha logrado poner en la pizarra números cercanos a la élite, con 4,153 yardas, 35 touchdowns y 12 intercepciones.

Minnesota peleará en la última semana por ser el mejor equipo de la NFC y encarar con esa fortaleza el sueño de los playoffs y un eventual primer campeonato.

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