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10, diciembre 2024 - 13:27

┃ Elihu Llano

Adriano se considera a sí mismo un desperdicio del futbol / Foto: Mexsport

Adriano se considera a sí mismo un desperdicio del futbol / Foto: Mexsport

Adriano Leite Ribeiro era uno de los delanteros más letales con el Inter de Milán a inicios de los años 2000, pero la muerte de su padre provocó que el jugador empezara a acudir a fiestas cada fin de semana y a pelear con otros deportistas, lo cual ocasionó vetos de Mundiales y un regreso prematuro a Brasil antes de los 33 años.

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Nacido en Río de Janeiro, Adriano creció en las favelas donde solamente se jugaba futbol por distracción. Se decía que tenía el olfato goleador de Ronaldo, la fuerza de Zlatan y el golpeo de Roberto Carlos. Surgió de las fuerzas básicas del Flamengo y rápidamente llamó la atención del Inter de Milán.

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Adriano acudió a la Copa del Mundo de Alemania 2006 pero las fiestas, junto con Ronaldinho, causaron que el equipo nunca pudiera mostrar su mejor versión y terminaron eliminados por la Francia de Zinedine Zidane: “Sé lo que se siente ser una promesa, y también una promesa incumplida. Yo soy el mayor desperdicio del fútbol. Me gusta esa palabra: ‘desperdicio’, porque estoy obsesionado con desperdiciar mi vida. Estoy bien así, en un desperdicio frenético, disfruto de ese estigma“, dijo en su más reciente carta.

Cuando los padres de Adriano fallecieron, el autoestima del jugador decayó aún más de la cuenta y el alcoholismo se conivrtió en su refugio.

“La gente decía muchas tonterías porque todos estaban avergonzados. ‘Vaya, Adriano dejó de ganar siete millones de euros. ¿Renunció a todo por esta mierda?’ Eso es lo que más escuché. Pero no saben por qué lo hice. Lo hice porque no me encontraba bien. Necesitaba mi espacio para hacer lo que quería hace”.

¿En cuántos equipos jugó Adriano Leite Ribeiro?

A partir de entonces, Adriano se convirtió en un trotamundos: Fiorentina, Parma, Sao Paulo, Roma, Corinthians y Atlético Paranaense fueron sus clubes. Las expectativas sobre Adriano eran respecto a que podría convertirse en uno de los mejores delanteros de la historia, pero por problemas personales, prefirió las fiestas.

“Lo único que busco en Vila Cruzeiro es paz. Aquí camino descalzo y sin camiseta, sólo con pantalones cortos. Juego al dominó, me siento en la calle, recuerdo mi infancia, escucho música, bailo con mis amigos y duermo en el suelo. Sólo quiero estar en paz y recordar mi esencia Aquí me respetan verdaderamente, veo a mi padre en cada uno de estos callejones. Vila Cruzeiro no es el mejor lugar del mundo, es mi lugar”, sentenció en su carta.

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