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Mira

15, noviembre 2024 - 20:22

┃ Rubén Beristáin / ENVIADO

Honduras no dejó de sufrir con la intensa lluvia / Foto: Oswaldo Figueroa / ENVIADO

Fue una tarde lluviosa en territorio catracho. Las afectaciones por la tormenta tropical Sara, si bien no afectó la realización del partido, sí apagó por completo el ambiente previo al partido entre Honduras y México, al menos el que se esperaba. Fueron horas continúas en donde la precipitación nunca se detuvo, ya sea en menor o mayor proporción, la lluvia definitivamente espantó el ánimo de la gente local en Honduras y los alrededores del Boulevard Morazán, que esperaban una fiesta total, únicamente lucieron entre paraguas, impermeables de todos los colores y corretizas para encontrar un buen lugar para evitar mojarse.

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El país hondureño amaneció en estado de alerta debido a los problemas climatológicos que llegaron a Centroamérica entre inundaciones y lluvias significativas que generaron caos en varios municipios hondureños. La tormenta tocó tierra cerca de la frontera entre Honduras y Nicaragua, que incluso alcanzó a Quintana Roo como estado mexicano, y por eso en territorio sampedrano, que estuvo en zona amarilla, llegaron algunos mínimos problemas, pero que irremediablemente afectó el ambiente.

A pesar de todo, la lluvia incesante no impidió que la afición asistente al estadio Francisco Morazán pudiera disfrutar el espectáculo entre su Selección y la de México, en donde buscaban una revancha por lo ocurrido hace un año en la Concacaf Nations League donde cayeron eliminados por el Tricolor con todo y polémica arbitral incluida.

La lluvia en Honduras estuvo presente desde que el Francisco Morazán abrió sus puertas

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Fue en punto de las 4 de la tarde, cuatro horas antes del inicio del partido, cuando el recinto abrió sus puertas. Entre la lluvia que nunca se detuvo, los aficionados catrachos, y alguno que otro mexicano que fue encontrado, ingresaban de inmediato a las gradas, que si bien en su mayoría no están techadas, prefirieron resguardarse dentro que estar afuera en las calles qué únicamente podrían observarse con sombrillas y un paso rápido de todos los asistentes.

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El partido en el Morazán nunca estuvo en duda para su realización, sin embargo, la lluvia, que únicamente se detuvo por algunos lapsos del partido, dejó un sabor diferente a lo que se esperaba en ambiente. La marea azul terminó disfrazada entre colores, pero eso si, nunca dejaron de alentar a los suyos en ningún momento.