Aaron Rodgers podrá tener 40 años, podrá llegar lastimado de una pierna, podrá sumar cinco derrotas en fila, pero siempre tendrá a su favor el hecho de jugar en horario estelar. El mariscal de campo volvió a mostrar su mejor versión para liderar la victoria de los Jets 21-13 sobre los Texans y mostrar que el equipo de Nueva York tiene algo de vida.

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Fue una victoria importante para los Jets, porque supuso frenar una racha de cinco derrotas en fila y porque fue en casa, ante su gente, tan maltratada a lo largo de la historia. El equipo neoyorquino tardó en arrancar y la afición parecía desesperarse, hasta que de pronto la ofensiva se enchufó y comenzaron a caer los puntos.

Antes de que eso ocurriera, los Jets estuvieron cerca de hacerlo, pero un error tremendo del receptor Malachi Corley lo evitó. El novato se enfilaba solo a las diagonales, pero justo antes de entrar soltó el ovoide y fue declarado el touchback, ante la incredulidad del público.

La poca productividad de los locales en la primera mitad contrastó con lo ocurrido en la segunda. Aaron Rodgers se vio más suelto y la ofensiva comenzó a caminar. Fueron, sin embargo, dos recepciones del receptor Garrett Wilson las que le permitieron poner puntos en la pizarra. Más allá de que las dos desencadenaron la alegría de los aficionados, fue la segunda la que desató la euforia, con una estampa difícil de olvidar. El talentoso jugador bajó el balón con una mano y logró hacer el movimiento para caer dentro de la zona prometida.

Los Jets dejaron sin reacción a los Texans

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La reacción de los locales descolocó a los Texans. Hasta entonces, el equipo de Houston había dominado el partido, aunque echó de menos a sus mejores armas para liquidar en la zona roja. Sin Diggs ni Collins, solo fue el corredor Joe Mixon el encargado de conquistar las diagonales en el segundo cuarto, aunque después fue bien contenido en esa zona de puntos. Ante las lesiones, Mixon y el receptor Tank Dell fueron los mejores aliados de Stroud, el primero al superar las 100 yardas terrestres y el segundo al hacer lo propio por aire.

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Cuando se terminaba el tiempo y el partido estaba en el alambre, Aaron Rodgers comandó una ofensiva letal que avanzó 80 yardas y que culminó con un touchdown de Davante Adams. Quarterback y receptor reactivaron su prolífica conexión al sumar su touchdown 69 en conjunto. Los Texans buscaron reaccionar, pero ya no les alcanzó.