10, octubre 2024 - 13:42
Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic compartieron lo más alto del tenis / Foto: Reuters
“Un esfuerzo más siempre vale la pena”, Rafael Nadal lo dijo por primera vez y toda su carrera como tenista cobró sentido. Porque más allá de 92 títulos, 22 Grand Slam, 14 Roland Garros y 209 semanas como número uno del mundo, el español reinventó el concepto de resilencia gracias siempre a los valores que de pequeño le inculcaron en casa.
Cuando apenas comenzaba su carrera hace 19 años en el 2005, a Rafa lo retiraron del tenis antes comenzar su historia. Fue diagnosticado con Muller Weiss y la lógica indicaba que llevar una carrera como la que consiguió no era ni remotamente posible, pero Nike le diseñó un calzado especial. Él aprendió a convivir con el dolor y así empezó la leyenda del Rey de la arcilla.
Con el paso de los años el Muller Weiss fue el menor de sus males. Nadal sufrió por sus rodillas, las muñecas, espalda, toda clase de lesiones musculares y al final el psoas iliaco que acabó por relegarlo al retiro. Pero dentro de ese sufrimiento, siempre encontró la manera de salir adelante.
Cuando Roger Federer le ganó dos años consecutivos la final de Wimbledon, Rafa se reinventó para a la tercera, en 2008, conseguir el título en la catedral del tenis. Además, junto a su amigo, reglarle al mundo el que probablemente es el partido más emocionante de la historia.
A Novak Djokovic le peleó cada partido y aunque el serbio terminó por rebasarlo 31-29. En los 60 encuentros que disputaron, hasta el último en París 2024. Rafa fue siempre el rival a vencer para el serbio, para el mejor de toda la historia.
Rafael Nadal fue el rey de París, pero no ganó el Masters 1000
Rafa Nadal se quedó siempre en el camino del Masters 1000 de París, pese a ser el rey de la ciudad. Tampoco pudo levantar la Copa de Maestros y Miami es una deuda pendiente. Pero a cambio, aprendió de Charly Moyá, su ídolo, y lo superó para convertirse en el deportista más importante de todos los tiempos para España.
Su legado incluso va más allá de él, porque junto a Roger y Nole dominó toda una era en la que el tenis tenía tres nombres propios y ya. Juntos conquistaron 66 títulos de Grand Slam en 22 años y es innegable afirmar que el tenis es uno antes y después del Big 3.
El día que Nadal pisó por primera vez una pista de tenis era un chaval, fuerte rápido y con cualidades. Después se convirtió en un toro implacable que amenazaba con arrasar a quien se le pusiera enfrente, sobre todo si la la faena se llevaba a cabo en tierra batida.
Y al final, incluso al final cuando ya no fue el mismo, la mirada perdida en la bola, sus botellas perfectamente colocadas en paralelo y su ritual al saque, mostraban la máxima en su vida, lo que lo llevó al éxito: “lo único imperdonable es no esforzarse”.
Es probable que en algunos años alguien supere los 14 títulos en un mismo Grand Slam que tiene Rafa en Roland Garros. También que el número de triunfos que ha conseguido en la arcilla pasen al olvido.
Que el mismo Alcaraz sobrepase sus límites y lo desplace como el más gran tenista español de todos los tiempos.
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Pero lo que es innegable, es que por más que las generaciones avancen, nadie nunca tendrá el coraje de Rafa, ese que lo hizo uno de los deportistas más grandes de toda la historia y que además es un ejemplo de pulcritud, pues nunca rompió una sola raqueta en pista.