Cuando el aguacero estaba a todo lo que daba, Cruz Azul se atrevió a mantener su racha invicta y no sólo eso: confirmarse como el mandón invicto de la Liga MX. No hay mejor equipo en este momento que La Máquina.

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Anoche no arrolló, pero cuando la intensísima lluvia caía en el estadio León, Carlos Rotondi impactó el balón al minuto 82. Su envío fue tan certero que alegró los corazones de sus fieles presentes en feudo ajeno y rompió el empate a uno que amenazaba con perpetuarse. Ese gol, para el 2-1 final, le dio los tres puntos a los cementeros y la sexta victoria ante la pálida Fiera que ni con el estreno de Eduardo Berizzo en el timón fue capaz de llegar a 19 puntos

El cuadro de Anselmi sigue como la sensación jornada tras jornada. Ayer su futbol no fue del todo espectacular, pero suficiente para mantener la inercia alcista de las últimas semanas. No hubo Fecha FIFA que afectara a los cruzazulinos para creer que pueden pelear, nuevamente, por el título del futbol mexicano.

El esmeralda Jhonder Cádiz había puesto en entredicho el momento de felicidad que gozan los celestes. Hizo una anotación muy pronto en el duelo. En el minuto cinco, logró poner adelante a los locales, sin embargo, los amaneceres alegres, no siempre son sinónimo de obtener el triunfo al final.

Y Cruz Azul lo entendió así. Fue adelantando sus líneas, presionando a los leoneses que buscaron defender el golecito de ventaja durante los siguientes 85 minutos. La Máquina supo reponerse del tanto en contra tempranero y cuando agonizaba el primer tiempo, Lorenzo Faravelli puso el empate en el marcador. Los capitalinos recuperaron la memoria perdida al arranque del choque y les regresó la calma.

El cuadro de Anselmi fue lo suficientemente paciente para empujar, empujar y empujar. El reloj comenzaba a dar avisos de acabarse, pero los cruzazulinos siguieron con la pausa, buscando abrir espacios y no conformarse con el empatito que, de todos modos, les hubiera servido, sobre todo, por obtenerlo fuera del estadio Ciudad de los Deportes.

Vino el gran riflazo de Rotondi, su pegada al balón se anidó a la perfección en la cabaña esmeralda. La ferviente fanaticada azul se entregó al éxtasis. La lluvia, la lluvia sólo sirvió para ponerle mayor sabor a la victoria. El cielo es azul, la cima del torneo también y todo es prácticamente perfecto e invicto en el seno de La Máquina.

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