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11, agosto 2024 - 14:47

┃ Héctor Alfonso Morales

Los 'Invisibles' buscan comida en la basura y piden una moneda / Fotos: Héctor Alfonso Morales | Enviado

PARÍS.- A ellos no los alcanzó a alumbrar el fuego olímpico, ni ninguna otra luz de la ceremonia de clausura de París 2024.

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Se quedaron ahí: solos, invisibles, sin un nombre para recordar. Pasaron los Juegos Olímpicos y nunca conocieron de gestas deportivas o hazañas por conseguir una medalla, tampoco supieron lo que es un techo.

El Comité Organizador de la justa y las autoridades francesas prometieron que habrá un legado social a partir de este lunes, una vez que haya terminado la primera parte de la fiesta para dar paso a los Paralímpicos.

Hace unos días, la alcaldesa de la capital parisina, Anne Hidalgo, dijo que su idea es que todos tengan un techo y es un objetivo del gobierno, que se dice socialdemócrata, evitar que las personas sigan durmiendo en las calles. Parte de albergar los Juegos era precisamente para desarrollar infraestructura que mejore la vida de los ciudadanos. Sin embargo, hasta ahora, sólo ha sido un discurso de esperanza.

París gastó más de 1000 millones de euros en limpiar el Río Sena, pero no tanto en vivienda.
Mientras las palabras de Hidalgo se vuelven hechos, si es que sucede, ellos-los invisibles- buscaron comida en la basura, imploraron por una moneda por muy pequeña que fuera o aprovecharon unos cartones para que cumplieran con la función de un colchón que les protegiera del asfalto quemante por los 35 grados de la capital francesa, y poder dormir.

Para ellos, no hubo fiesta, ni tampoco una nostalgia por decirle adiós a unos extraordinarios Juegos Olímpicos. Nunca esperaron la histórica noche de cierre el 11 de agosto. Su día fue como cualquiera: estar en la calle y esperar una dádiva como un alimento, agua o dinero.

“¿Me puedes ayudar? Cualquier ayuda sería muy bien recibida. Gracias”, reza el letrero de una mujer en situación de calle enfrente de la Plaza Republique, a 26 minutos en automóvil del Stade de France.
La distancia es mucha. París se ocupó de que las personas en situación vulnerable no estuviera cerca de los recintos olímpicos. Ahí, donde había historias deportivas que contar, hubo desplazamientos de personas sin hogar.

Migrantes se quejaron de que los enviaron a suburbios lejanos en autobuses, para que las personas sin hogar quedaron fuera de cualquier foco.

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Durante el día de la ceremonia de Clausura de París 2024, la situación fue muy similar a las jornadas anteriores: ningún fuego, ni siquiera el Olímpico, alumbró a los sin techo.