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Mira

9, agosto 2024 - 13:45

┃ José Ángel Rueda / ENVIADO

Marco Verde ganó la plata en box por primera vez desde Los Angeles 1984 / Foto: Luis Garduño / ENVIADO

Marco Verde cayó por decisión unánime ante el uzbeco Muydinkhujaev. La derrota no lo es tanto, porque el mexicano aún así se colgó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024 en la categoría de los 71 kilogramos, un resultado histórico que devolvió al boxeo al lugar que exige un pasado glorioso.

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Cuando Marco Verde entró a la arena, en el sonido local se escuchó la canción de “México en la piel”, las notas apenas alcanzaban a escucharse detrás del griterío que sonaba en la Phillipe Chratier, pero algo en el ambiente bastaba para explicar el motivo de la canción. ¿Cómo se siente México? Seguramente así, al sentirse como en casa a miles de kilómetros.

Marco Verde buscaba el oro en la continuación de una carrera frenética. Un paso fulgurante en el torneo olímpico que lo llevó hasta la final. El espíritu del peleado mexicano solo era comparable con los gritos del público, maximizados por el techo de la arena. Un estruendo capaz de erizar la piel.

Marco buscó ir para adelante en todo momento, pero el peleador uzbeco mostró más empaque. Los golpes que el mexicano soltaba no eran tan poderosos como los de su rival, y eso los jueces lo vieron.

Muydinkhujaev traía loco al mexicano con su juego de pies, a veces incluso para huirle al golpe. También mostró su parte más marrullera, con un golpe fuera de lugar que los jueces hicieron como que no vieron, pero no la arena encandilada, con el abucheo como su única forma de pelear.

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Marcó solo logró cambiar el ritmo de pelea en el tercer asalto, cuando se fue con todo en busca del golpe que le diera la gloria. Ver al mexicano ahí, yendo hacia adelante, contra todo pronóstico, fue otra forma de sentirse mexicano. Por momentos, Verde acorraló a Muydinkhujaev, encendido detrás de su guardia, consciente de tener al tiempo, ese que es es tan relativo, a su favor. Cuando la campana sonó y la referee anunció la decisión, un fuerte aplauso cayó para Marco. A la banda sonora de una noche histórica en la cancha central de Roland Garros solo hizo falta el himno nacional, pero no mexicanos al grito de guerra.

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