Saint Denis.- ¿Hay algo más hermoso que las palabras de una mamá y un papá orgullosos cuando ven a su hijo feliz por alcanzar un sueño? Seguramente, no. Los papás de Osmar Olvera, Mayanin Ibarra y Sergio Olvera, salieron del Centro Acuático de París 2024 sonrientes, embelesados, como si ver a su hijo triunfar en el trampolín de tres metros, junto a Juan Celaya, fuese un mensaje de misión cumplida.

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El corazón les latía de felicidad. Querían presumir al mundo que su pequeño subió a un podio en los Juegos Olímpicos y le pusieron una medalla plata en el pecho por su gesta en la fosa. Sólo quisieron contar cómo fue que su hijo llegó al Olimpo del deporte mundial.

Don Sergio recordó a ESTO cómo fue el primer contacto de Osmar con el agua. Como si se tratara de un predestinado, prácticamente, desde recién nacido comenzó a nadar. Años más tarde, se aventuró a sentir la adrenalina de los clavados.

PAPÁ DE OSMAR CUENTA CÓMO FUE SU PRIMER CLAVADO CUANDO TENÍA DOS AÑOS

“El primer clavado (de Osmar) fue a los dos años. Me decía: ‘papá ´sácame (de la alberca) y aviéntame lo más alto que puedas’ para que sintiera la adrenalina de volar y caer en el agua. Empezó desde los ocho meses a nadar con su abuela y desde chiquito ya nadaba. Lo llevábamos a los Clavados porque se salía del agua y se aventaba; se salía y se aventaba”, recordó el padre con una sensación entre la nostalgia y satisfacción por ver crecer hacia el olimpo a su hijo.

Sergio es coach de futbol americano, pero siempre quiso que su hijo eligiera su propio camino. Sólo le pidió que fuera entregado al deporte que eligiera.

“Cuando él empezó en el CNAR, le decía que fuera responsable, comprometido, disciplinado, que si iba a tomar la decisión de entrar a ese deporte (los Clavados”, que lo tomara en serio. Entonces, se enamoró, con el ingrediente de la pasión y la disciplina que siempre ha tenido, porque es un muchacho así”, .

MAMÁ DE OSMAR OLVERA DICE QUE ES EL “MEJOR CLAVADISTA DEL MUNDO”

La madre portó una hermosa playera con una galería de imágenes de Osmar alzando los brazos, para afirmar que es un joven triunfador, que a sus 20 años de edad fue capaz de desafiar a cualquier oponente aunque tengan una fama de invencibles como los chinos. Mayanin Ibarra la mostró, pero al mismo tiempo lució ansiosa por ver salir a su hijo medallista: “no lo he podido ver”.

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-Cuándo lo vea…¿qué le va a decir?

Que es el mejor clavadista del mundo -sentenció la mamá con el corazón en una mano y el orgullo en la otra. La señora Ibarra le confesó al Diario de los Deportistas que el camino no fue del todo terso, porque la medalla de plata olímpica se gestó años atrás, cuando Osmar apenas era un infante soñador.

“Fue un sacrificio, es mucha responsabilidad de él y de nosotros. Nos criticaban por dejarlo ir tan chiquito, pero él eligió ese camino. Han sido años de trabajo: clases de ballet, de técnica, empezar desde lo básico con Ma JIn y estoy contenta por el trabajo en equipo que hay atrás de él”, concluyó Mayanin, a la espera de decirle a su hijo cuan orgullosa está de él.

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