A las afueras del Centro Acuático de París 2024, la señora Katia Valdez está a la espera de poder ver a su hijo Randal Willars. El largo viaje y el hecho de haber decidido volar a París de última hora no parecen detenerla en su afán de abrazar a su hijo tras su debut en los Juegos Olímpicos.

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Cuando parece que no podrá verlo, porque la gente de seguridad pide abandonar el área donde esperaba, una llamada de Randal concreta el encuentro. Quedan de verse a la salida. La señora Katia respira porque su hijo se escucha bien de ánimo tras el cuarto lugar que consiguió junto a Kevin Berlín, en los clavados sincronizados.

La señora Katia fue la única integrante de la familia que pudo ir a París para ver a Randal. La decisión la tomó de último minuto debido a que no había podido encontrar boletos para entrar a ver la prueba.

“Lo vivo en plenitud, lo he vivido desde los preparativos para poder hacer esto, una realidad de estar aquí con Randal. La competencia es así, es un poco estresante porque le sufres, pero además es un sentimiento de orgullo. ¿Cuántos podemos decir que nuestros hijos están compitiendo en los Juegos Olímpicos? Y que además lo está haciendo de una forma digna”, dice, aún con los ojos llorosos. Considero que Randal tiro bien. Obviamente uno espera otro resultado, pero para mí es un campeón y siempre será un campeón. Para mí es el mejor”, agrega.

RANDAL WILLARS REGALÓ UN MOMENTO SUMAMENTE EMOTIVO A LADO DE SU MAMÁ

De pronto, Randal aparece en el camino y su madre le da un abrazo. El clavadista le sonríe y se ponen a platicar. Minutos antes, la señora Katia había ensayado las palabras de aliento que le diría a su hijo en cuanto apareciera. “Lo que le diría a mi hijo es que esto no acaba hasta que se tire el último clavado. O si todavía puede hacer lo que a él le gusta, yo creo que la clave es que disfrute lo que él hace. Y que él sabe, yo sé que él sabe que su familia está en las buenas, en las malas, en las no tan buenas, en todo momento. Sí, nosotros siempre estamos con él”.

Fiel a su promesa, la señora Katia se quedará hasta la última prueba de clavados, cuando su hijo compita en la plataforma individual, el próximo 9 de agosto. “Hasta el final, yo no me voy hasta el final, voy a quedarme todo el tiempo”.

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RANDAL FINALMENTE PUDO CUMPLIR EL SUEÑO OLÍMPICO

Campeón olímpico de la juventud en el 2018, Willars tuvo que esperar seis años para finalmente llegar a unos Juegos Olímpicos. El joven clavadista finalmente pudo cumplir uno de los sueños que lo han alentado dentro del deporte.

“Él lo soñó, lo manifestó y hoy tiene que nada más tomar lo que ya es de él, porque ha trabajado por eso toda una vida. Tiene en los clavados desde los seis años. Entonces estamos hablando que toda su vida ha sido su sueño y toda una su vida ha trabajado por lo que está por recibir en estos días”.

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Fiel testigo de la determinación de su hijo, la señora Katia recuerda los primeros años de su hijo en los clavados. Ese momento en el que, después de haber incursionado en otros deportes, quedó atrapado por los clavados. “Es algo que ha tenido siempre, siempre ha sabido que quiere, qué le gusta, es muy enfocado, a lo mejor para muchos, un poco obsesivo, porque se le mete algo, se le mete, se le mete y se le mete, y hace todo lo posible. La medalla está en esa mente, yo creo que ya lo vio y yo espero que en estos Juegos podemos irnos con esa medalla, porque también ha sido un trabajo de familia”, dijo.