27, julio 2024 - 16:38
En las calles de París la gente juega futbol foto_ Alfonso Morales
París.- El futbol es tan democrático que cualquiera puede jugar y en donde sea. Muchas veces basta un lugar plano, una pelota y la imaginación. Como sucede en México, para jugar a este deporte, la improvisación lo es todo: el chiste es organizarse, usar la creatividad y comenzar junto a unos buenos camaradas.
En París la Plaza de la República sirve como ese imaginario campo en donde unos jóvenes juegan. Realizan gambetas, mandan pases milimétricos y festejan los goles que concretan como si estuvieran en el Stade de France con una multitud que los aclamara.
Lo que llama la atención es la “construcción” de las porterías. Las bolsas de basura fungen como cada uno de los postes.
A partir de ahí, el esférico naranja, uno poco malgastado, comienza a pasar de un pie a otro. La verdad, en el duelo se ve mucho ímpetu y fiereza, aunque no es mucha la distancia en una meta y otra. Los otros que están en el emblemático lugar respetan las medidas imaginarias del terreno de juego. Nadie se cruza y quien quiere observa el ir y venir de los jugadores.
FOTO: Alfonso Morales
El duelo se desarrolla en un ida y vuelta constante, pero no es lo único que ocurre en La Plaza donde se encuentra la estatua Marianne, que es una alegoría a la República. Hay dos grupos de baile que tienen una bocina que les ayuda a encontrar el volumen suficiente para animarlos. Nadie pensaría que los franceses bailan mal, todo lo contrario, son coordinados, se mueven al ritmo de la música y se divierten.
Eso sí, si hubiera una competencia de Juegos Olímpicos dedicada al baile, los latinoamericanos con todos los movimientos de cintura, cadera y pies se llevarían la medalla de oro sin ningún problema. Harían ver a los europeos como verdaderos “troncos”. Como sucede en el futbol callejero parisino, algunos curiosos, principalmente turistas se detienen a observar. Aplauden al final de cada canción en señal de reconocer un entretenido espectáculo urbano.
Esas imágenes lúdicas contrastan con temas de protestas sociales que se desarrollan en la misma plaza. El francés es un ser político por excelencia, un inconforme que está dispuesto a luchar contras lo que considera injusto.
Primero, es posible ver cómo los jóvenes, en su mayoría, ondean las banderas palestinas en un mitin convocado por varias organizaciones que entregan volantes para explicar la situación en la Franja de Gaza. También, se oponen a los Juegos Olímpicos, porque los colectivos consideran que ha existido un gasto excesivo en organizarlos, en vez de atender problemáticas sociales como el desempleo, la vivienda y el encarecimiento de la vida parisina.
FOTO: Alfonso Morales
Entre las protestas, mandan al diablo a los Olímpicos, caricaturizan a Emmanuel Macron, presidente de Francia y evidencian las consecuencias de los ataques bélicos de Israel contra Palestina, pueblo al que quieren libre y soberano.
Todo lo anterior ocurre en una plaza de París que es comparable con la Alameda Central en la CDMX. El bullicio del sitio apaga un poco los gritos de gol, cada vez que el balón pasa en medio de dos bolsas de basura.
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