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18, julio 2024 - 6:00

┃ José Ángel Rueda

Erick Portillo listo para cumplir su sueño en los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: Ramón Romero

Erick Portillo llegó al atletismo gracias a su estatura. Ahora mide más de 1.90 metros, pero en realidad desde siempre fue alto, el más alto de toda la escuela, el único capaz de colgarse de las ramas más altas de los árboles. Esa condición lo llevó a concebir la altura como un destino, aunque más tarde sería la sensación de volar la que lo impulsaría a buscar el sueño olímpico, el cual cumplirá en París 2024, en la retadora prueba de salto de altura. “Yo siempre he dicho que si yo tuviera un superpoder sería volar. Me gusta mucho esa sensación de que cuando salto, literalmente, siento que estoy volando. Siento que estoy desafiando las leyes de la gravedad. Yo paso una altura y mucha gente lo ve como inalcanzable. Pero para mí no. Yo puedo saltar eso. Mi cuerpo está hecho para saltar eso”.

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Para quien mira desde afuera, y ve a Erick frente a la varilla, la hazaña de saltar 2.30 metros se antoja imposible, pero en la mente del saltador todo se trata de percepciones. Algo parecido al instinto le dice si lo que está a punto de intentar tiene algún sentido o no. Entonces toma impulso, aplaude en lo alto en busca del aliento del público y se deja llevar, en una secuencia frenética en la sus piernas soportan la fuerza de su cuerpo, arquea su espalda, libra la varilla y cae violentamente contra el colchón. El rebote le permite ponerse de pie de inmediato y celebrar si se da el caso, o vuelve a intentarlo si no.
“He tratado de saltar 2.30 como cuatro veces. De las cuatro, en dos o tres me he sentido más seguro de que lo voy a saltar. Yo sé que pronto va a salir, pronto voy a saltar más de eso. Porque físicamente, el 2.27, 2.26 que salté en Polonia, para mi vista es como si estuviera saltando un 2.25. Yo he puesto varias veces la varilla en entrenamientos en 2.30 y 2.33y lo veo como un 2.25. Como que mi mente lo relaciona con 2.25, que es algo fácil relativamente ya de saltar”, explica el deportista, en entrevista con ESTO.

“Personalmente no me creo límites en mi mente. A mí no me gusta cuando me preguntan, ‘¿qué? ¿Por cuánto vas hoy? No me gusta decirlo porque no quiero limitar mi mente a decir voy por 2.30, 2.33, porque sé que yo tengo, mi cuerpo tiene para más, mi mente tiene para más”, agrega Erick, quien ha llegado a saltar hasta 2.28 metros en competencias bajo techo.

Y es que la altura es relativa para quien se enfrenta todos los días a ella. Erick Portillo ha subido sus registros de manera progresiva. Hace algunas semanas, en el Campeonato Nacional, logró, junto a su hermano Jair, la mejor marca del evento, al registrar un salto de 2.27 metros, eso le permitió coronarse como campeón y sumar los puntos necesarios para clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024 vía ranking.

El joven al que de niño le decían el “chapulín”, porque siempre andaba saltando, ya es toda una realidad del salto de altura mexicano. “Siempre ha estado en mi mente competir contra los mejores del mundo. Ahorita, gracias a Dios, puedo decir que yo soy uno de ellos. Desde Cali, cuando yo gané los Juegos Panamericanos Jr, yo había tenido la oportunidad ya de ir a Europa a competir un poco campeones mundiales y olímpicos. Siempre he trabajado para esto, para poder ser uno de los mejores del mundo, poder estar compitiendo con todos ellos. Ha sido un trabajo de muchísimos años, todos los días me levanto pensando en lo que quiero. Yo quiero ser y voy a ser un atleta de los mejores del mundo y voy a estar en Juegos Olímpicos”.

EL SUEÑO DE LA MEDALLA ES POSIBLE, YA SEA EN PARÍS 2024 O LOS ÁNGELES

El atleta chihuahuense habla con la misma convicción con la que salta. Como si el reto fuera una varilla a 2.34 metros de altura, Portillo no le teme al asegurar que su máximo sueño es una medalla olímpica.

“Yo siempre me he visto muy capaz de ser medallista olímpico. No sé si ahorita, no sé si va a ser en Los Ángeles. Yo no voy a descartar la opción de, por ejemplo, ahorita en París ser medallista olímpico, porque ya no lo veo difícil. Antes lo veía como un sueño inalcanzable, pero ahorita lo veo más enfocado. Ya se cumplió el ser olímpico. Ahora tengo en mi cabeza el ser medallista olímpico, campeón olímpico. Lo tengo en mi cabeza y, la verdad, no lo veo difícil, no lo veo lejos”.

Erick debutará en el escenario olímpico el próximo 7 de agosto, cuando se celebre el clasificatorio del salto de altura. El saltador tendrá varios campamentos en Europa previo al debut, uno de ellos con el campeón olímpico Gianmarco Tamberi.

“Me emociona mucho pensarlo. El año pasado fue mi primera actuación en un Campeonato Mundial de atletismo. Yo sé que los Juegos Olímpicos es un escenario todavía más enorme, pero recuerdo que el mundial me impresionó mucho. Me impactó demasiado y creo que me tomó como si fuera un novato en ese mundial porque no pude competir muy bien por todo. Ahorita me he visualizado y me he visto ya compitiendo de la mejor manera para poder estar en la final y, con el favor de Dios, entre los finalistas, en medallas o algo”.

EDGAR RIVERA HA SIDO UN APOYO PARA ERICK PORTILLO EN ESTE CICLO OLÍMPICO

Erick Portillo y Edgar Rivera son como hermanos, con todo lo que ello conlleva. Ambos saltadores de altura se apoyan en sus aventuras, pero también se hacen bromas cuando no están frente a la varilla. En este ciclo olímpico los atletas se prometieron buscar la clasificación a París 2024, dos mexicanos en la máxima justa, y lo lograron.

La historia de cómo se dio la clasificación no escapó del drama. Edgar estaba casi dentro por ránking, pero la victoria de Erick en el Campeonato Nacional dio la vuelta a las cosas. Al final, después de hacer cuentas, ambos entraron. La noticia la recibieron cada uno en su espacio, pero la compartieron de inmediato.

“Yo estaba entrenando y de repente me marcó Edgar. Me dice ‘oye, ¿ya viste que actualizaron la lista? Estamos dentro, muchísimas felicidades. Bienvenido a la familia olímpica’. Sentí muy bonito, cumplimos lo que una vez dijimos. Ahora toca prepararnos, que ahora sí viene lo chido”, dijo Erick.

“Desde el año pasado dijimos vamos a trabajar así, vamos a hacer esto, vamos a ir a estas competencias para clasificar a Juegos Olímpicos. Nos vamos a clasificar los dos a Juegos Olímpicos. Y ahorita, que ya es un hecho, no sé, es algo increíble”, agregó.

Erick tiene 23 años y Edgar 33. Erick estará en sus primeros Juegos Olímpicos, Edgar en sus terceros; el encuentro, sin embargo, fue natural. Ambos se encontraron en las competencias como los dos mexicanos más destacados en la disciplina.

“Desde que lo conocí, la verdad es que siempre arropó mucho. Porque al principio yo iba solo a Europa a competir. Después me lo topé en una competencia y desde ahí nos la pasamos siendo roomies en toda una gira y me invitó dos semanas a Suiza. Entrenamos juntos y todo. Y desde ese momento empezamos a formar una amistad de hermandad, la verdad lo veo como un hermano, nos tratamos como si fuéramos hermanos. Es muy padre aparte porque comparte el mismo gusto que yo, el salto de altura”, cerró.

ANHELA COMPETIR CON SU HERMANO JAIR EN LOS ÁNGELES 2028

Impulsado por un buen presentimiento, Erick Portillo quería tener a su familia cerca el día en el que se consagró como campeón nacional. Sus padres le habían dicho que no podrían viajar a la Ciudad de México, sin embargo, el saltador de altura pagó sus vuelos para que estuvieran presentes. El destino puso todo en su lugar y la familia Portillo Rodríguez pudo celebrar a lo grande con una tarde histórica para Erick, pero también para su hermano Jair, quien igualó la altura de 2.27 metros.

“Mis papás siempre han estado apoyándome. Siempre muy pendientes de todo. No iban a venir al Campeonato Nacional, porque me dijeron que ya tenían gastos. Porque yo les había dicho que fuéramos a París. Entonces, compraron las cosas para ir a París. Y yo les dije ‘Vénganse, yo se los pago. Quiero que estén aquí en este momento’”, contó.

El hecho de haber competido centímetro a centímetro con su hermano Jair fue un regalo que la vida le dio a Erick. El sueño no queda ahí, a nivel nacional, sino que buscan llevarlo a nivel olímpico, en Los Ángeles 2028.

“Me da mucha felicidad por mi hermano, ver cómo ha venido avanzando. Porque hubo un tiempo en el que él se salió del atletismo. Entrenaba y no. Yo lo convencí de que se viniera para acá a entrenar conmigo. Y ver cómo va avanzando, que viene igual a la par mía, me pone muy feliz. De que esté creciendo junto conmigo y poder, por ejemplo, en Los Ángeles, soñar en ir ahora los dos para allá”.

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