La Alemania nazi aún no daba muestras de racismo ni de autoritarismo cuando se disputaron los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. El Comité Olímpico Internacional (COI) había designado a la ciudad de Berlín como sede del evento en 1931, y dos años después Adolfo Hitler asumió el control del país, pero Jesse Owens logró vencerlo.

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El objetivo del dictador era mostrar la imagen de una Alemania pacífica y tolerante durante la justa olímpica, aunque sus palabras mostraban lo contrario. Consideraba que la raza blanca era superior a la negra.

“Las personas cuyos antecedentes procedían de la jungla eran primitivas. Sus físicos eran más fuertes que los de los blancos civilizados y, por lo tanto, deberían ser excluidos de los Juegos futuros”, mencionó el dictador.

Algunos países analizaron boicotear el evento veraniego: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Suecia, Checoslovaquia, los Países Bajos e Israel manifestaron su deseo de no participar en el evento.

Después de largas negociaciones,  la Unión de Atletas Aficionados de los Estados Unidos votó a favor de su asistencia olímpica y, con ello, el resto de países acató la decisión.

¿QUIÉN FUE JESSE OWENS? 

En medio de un ambiente tenso, emergió una figura que iba en contra de la idea de Adolfo Hitler: Jesse Owens, quien se convirtió el atleta más destacado de los Juegos Olímpicos.

El estadounidense,  nacido en Alabama 12 de septiembre de 1913, era un atleta de 1.78 metros, ya reconocido en Estados Unidos como uno de los mejores y de raza negra, aquella que “despreciaba” el dictador alemán.

¿CUÁNTAS MEDALLAS GANÓ JESSE OWENS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE BERLÍN 1936? 

Con todo en contra, Owens mostró su gran capacidad: consiguió cuatro medallas de oro en las pruebas de 100 y 200 metros, además en salto de longitud y la carrera de relevos 4 × 100 metros.

¿HITLER NO QUISO SALUDAR A JESSE OWENS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE BERLÍN 1936? 

Algunos libros de historia aseguran que Hitler dejó el estadio donde se disputaron las pruebas para no saludar a Owens, aunque otros mencionan que ya lo había hecho con anterioridad, para evitar cualquier contacto los estadounidenses Cornelius Johnson, David Albritton y Delos Thurber, quienes ganaron el saldo de altura. Los dos primeros eran de raza negra.

La “supremacía blanca” que presumía Hitler quedó en entredicho con lo hecho por Jesse Owens, uno de los mejores atletas del mundo de todos los tiempos y que, a pesar de sus logros, fue víctima del racismo en su mismo país ya que, cuando regresó a Estados Unidos, no recibió ningún reconocimiento, incluso, el entonces presidente, Franklin Delano Roosevelt, no lo recibió en la Casa Blanca  porque su prioridad era conseguir el voto de la población sureña.

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