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27, junio 2024 - 21:25

┃ Miguel Ángel Mújica / ENVIADO

México necesita una victoria ante Ecuador para avanzar en la Copa América 2024 / Foto: Oswaldo Figueroa / Enviado

Phoenix.- El extremo calor del desierto no mermó la ilusión de los aficionados a la Selección Mexicana. Fueron poco y con problemas con la seguridad del hotel, pero la gente pudo darle el respaldo al Tricolor en su arribo a la sede del último encuentro de la fase de grupos de la Copa América 2024.

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Phoenix y su asfixiante fervor hicieron que fueran poco más de 20 personas las que se juntaron para ver el arribo de equipo de todos desde Los Ángeles. La gente esperó, puso música y esperaba bajo una sombra que mermaba el sol.

La ilusión fue mayúscula, los seguidores comenzaron a acomodarse atrás de una valla, cuando la seguridad del sitio se les acercó. Sin escuchar razones, amedrentaron a los presentes, medios de comunicación incluidos, de que no se podrían acercar mientras los jugadores llegaran.

Muchos se cruzaron la calle cabizbajos. Los niños querían retratarse con sus ídolos y parecía misión imposible. De un momento a otro, el camión apareció en el horizonte. Escoltado por dos patrullas, se colocó al frente del recinto y los aficionados, con el riesgo de ser reprendidos, se acercaron en búsqueda de dar arropo. La gente de comunicación nacional no tuvo problemas, incluso, arengó a los más pequeños a pedir su firma y fotografía, pero fue la seguridad del hotel la que se mostró pesada y amenazó a los presentes.

La policía sólo vigiló y al ver que la gente del Tricolor arropaba a los suyos, decidió no ejercer presión en contra. Los de seguridad tuvieron que ceder ante la unión que existe entre los incondicionales y su representación.

Jaime Lozano bajó y comenzó a saludar a todos. Detrás de él salió Charly Rodríguez, Israel Reyes, con un vendaje en el tobillo derecho y Raúl Rangel. El recorrido lo continuó César Huerta, Guillermo Martínez, Julio González y Carlos Acevedo.

César Montes lució sin problemas. El central del Almería será revisado este viernes y mantiene la posibilidad de estar ante la Tricolor, aunque todo dependerá de lo que arroje. El problema muscular podría privarlo del último encuentro.

La gente enloqueció al ver a Julián Quiñones, pero el ex americanista decidió ingresar al hotel sin voltearlos a ver. Distinto a lo sucedido después de la derrota ante la vinotinto, Orbelín Pineda se dio el tiempo de detenerse con todos. La gente le dio ánimo y le dijo que la revancha llegaría de inmediato. Orbe, sin dudarlo, agradeció todo.

El último en bajar fue Santiago Giménez. Contento de ver a la gente, el atacante fue directo con los presentes sin importarle la maleta. El atacante del Feyenoord asentó con la cabeza cuando un infante le dijo que su mala racha terminará ante Ecuador y le dará a México el pase a la siguiente ronda.

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Así llegó la Selección Mexicana, con demasiado calor, no de Phoenix, si no de la gente que se mantiene a su lado aún con los resultados. La final que se juega el domingo no la disputará solo, lo hará con cientos apoyándolos.