LAS VEGAS.- Atracciones en la Ciudad del Pecado hay para escoger. Pero entre realidad virtual, montañas rusas y más destaca el High Roller. Una inmensa rueda de la fortuna, como se le conoce en México, de donde se pueden obtener las mejores vistas hacia los casinos, hoteles y tiendas de Las Vegas.

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La atracción mide 167.64 metros de altura y tiene un diámetro de 161 metros. Lo que la hace resaltar al ser un lugar único para alcanzar esa altura en Las Vegas. Por encima de cualquier otro edificio.

Tardó en construirse tres años y fue inaugurado en 2014, esto por la dificultad de acomodar las más de 20 mil piezas que la conforman y que significan un total de 7.3 millones de libras de acero. Además de las más de 2000 luces led que la iluminan como un faro durante las noches en el desierto.

Para llegar al High Roller se debe ingresar desde el Strip, a un lado del casino del hotel LINQ donde se atraviesa un singular callejón con restaurantes deportivos en los costados de todo tipo. La ruleta luce desde lejos, pero hasta que uno llega a sus pieza cuando impacta la inmensidad de su estructura.

Para ingresar hay varias opciones. Boletos individuales hasta antes de las 17:00 horas por 28 dólares (400 pesos mexicano), después de la hora señalada sube a 34 USD (580 MXM) e inclusive hay oportunidad de contratar a un barista para tener bebidas alcohólicas durante los 30 minutos que dura el recorrido. Para quien guste de esta modalidad el costo pasa los 69 dólares (1177 MXM).

Después de subir varios pisos, finalmente se ingresa a la cabina mientras esta se mantiene en movimiento. Algo similar a como es con el Cablebús de la Ciudad de México, con todo y la dimensión de diferencias que pueda existir.

Mientras se eleva la cabina hay unas pantallas que te explican cómo se creó la rueda, y las comparaciones con otras atracciones importantes del mundo como la Torre Eiffel de la cual se enorgullece decir que la ruleta es más alta. Una alarma te indica y te felicita cuando llegas hasta el punto más elevado, y es ahí donde impacta la inmensidad de Las Vegas.

El Strip, el paddock de la Fórmula Uno, el aeropuerto y la esfera lucen minúsculos por la perspectiva de un gigante que tienen las personas a esa altura, mientras que el terreno plano de la ciudad se extiende hasta más allá de la vista, siempre con un final marrón por estar rodeado de desierto. Tan sólo unos segundos después el recorrido se reanuda y finaliza 15 minutos más tarde.

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La triste realidad llega cuando se vuelve a tierra firme y la ruleta nuevamente muestra su inmensidad de metal y engranes.