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15, enero 2024 - 17:27

┃ José Ángel Rueda

Aitana está convertida en la mejor futbolista del planeta. FOTO: REUTERS

Cuando Aitana Bonmatí tenía siete años, es decir, esa edad propicia para los sueños, jugaba a ser Xavi Hernández en el patio del colegio. La pequeña niña tomaba el balón ante la mirada de sus compañeros y repartía el juego como el mediocampista de Terrassa, sin imaginar que décadas más tarde sería ella la heredera de la idea que revolucionó el futbol.

Nacida en el municipio catalán de Villanueva y Geltrú, Aitana Bonmatí vive su época consagratoria. La jugadora barcelonesa fue elegida como la mejor futbolista de la pasada Copa del Mundo, donde logró el campeonato con España, también fue condecorada como la mejor jugadora en Europa y ganó el Balón de Oro y el premio The Best, como dos coronas que reivindican su reinado.

Lejos de lo individual, sin embargo, Bonmatí ha construido su legado a través de lo colectivo, como aquella idea que surgió en el futbol total neerlandés que luego el Barcelona hizo propia gracias a la influencia de Johan Cruyff, que llevó a tierras catalanas una idea que hasta el momento perdura en jugadoras como Aitana, como una estrella en la oscuridad, cuando el recuerdo de futbolista como Guardiola y Xavi se hace lejano.

DEL BARCELONA DE TODA LA VIDA

Cuando aún era una niña, Bonmati veía desde las gradas del Camp Nou al Barcelona. Eran los tiempos de Rijkaard como entrenador, el protagonismo incipiente de jugadores como Xavi e Iniesta, la prolongación de una idea. Sin saber que su destino estaba verdaderamente en el futbol, Aitana se veía reflejada en Xavi, ese jugador capaz de marcar el ritmo de juego más por inteligencia que por físico.

Poco a poco el juego dejó de serlo, y apoyada por su familia, que le veían cualidades, la llevaron a entrenar a los siete años al CD Ribes, el equipo de su pueblo. Ahí, como en el patio de la escuela, jugaba contra niños. El físico nunca fue impedimento, porque Aitana jugaba con su velocidad, más que con el cuerpo. A los nueve años pasó al CF Cubelles, la antesala de su llegada a la Masía, donde el Barcelona forma a sus canteranos.

La llegada de Bonmatí al equipo azulgrana no solo potenció sus habilidades futbolísticas, sino también alimentó sus sueños. La futbolista rápidamente escaló categorías, hasta llegar al primer equipo, donde se hizo figura. De a poco, Aitana se convirtió en la Xavi de su generación, como un concepto total, la piedra angular de la idea, el ADN en su máxima expresión.

Con una capacidad exquisita para descifrar los espacios y una cadencia capaz dominar su entorno, Bonmati heredó la idea del futbol total y partir de ahí ha brillado con el Barcelona y la selección española. Aunque los títulos representan una parte importante de su legado, las formas importan y bajo esa responsabilidad juega.

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TRASCENDENTAL FUERA DE LA CANCHA

Fuera de la cancha, Bonmati también se ha convertido en una referente de la lucha de género. Desde su posición, como si de un pase de gol se tratara, la joven futbolista siempre tiene un comentario certero para crear conciencia. Su educación le ha permitido comprender el entorno. Entre las historias que han dado forma a su vida está la de su apellido. El Bonmati que es de su madre, antes que el Conca de su padre. Y es que Aitana nunca se ha alineado a las formas establecidas, si el futbol es dinámico la vida también.