Jerry Jones observaba desde el palco del AT&T Stadium cómo sus Cowboys quedaban eliminados una vez a las primeras de cambio. Al propietario del equipo de la Estrella Solitaria le costaba creer lo que sus ojos veían, una debacle de semejantes proporciones, justo cuando la ilusión era mayor. A pesar de la sorpresa y la decepción, el empresario se negó a hablar respecto al futuro del coach Mike McCarthy, quien volvió a quedar a deber en la postemporada, más allá de que su récord en partidos de campaña regular sea de 42-45.

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“No hay nada establecido en eso”, señaló Jones. “Lo que había planeado hacer era estar con él mañana repasando cómo jugamos hoy y preparándome para la próxima semana. … Mañana mi agenda será despedir al equipo”, dijo, con pesar.
Los Cowboys pusieron fin a una campaña en la que terminaron con el segundo mejor récord de la NFC (12-5). Esta situación generó ilusión en los aficionados de terminar con una larga racha sin títulos, con el Súper Bowl ganado en 1995 como la último gloria de una de las franquicias más importantes en la industria del deporte.

“Estoy decepcionado”, dijo Jones, según Jon Machota de The Athletic. “Esta es una de mis sorpresas más grandes desde que he estado involucrado en los deportes. Esto parece ser lo más doloroso porque todos teníamos una gran expectativa y teníamos esperanza para este equipo. Pensé que estábamos alineados y en gran forma”, señaló.
Los Cowboys encaran una temporada baja plagada de incógnitas. A pesar de McCarthy ha cumplido en su labor de llevar al equipo a los playoffs, no ha podido dar el siguiente paso. Jones deberá decidir si mantiene su proyecto o cambia de rumbo, sobre todo con un mercado importante de entrenadores en jefe sin trabajo como Bill Belichick, Mike Vrabel y hasta Jim Harbaugh, campeón con Michigan en el fútbol americano colegial.

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