El nombre de Jaime Jáquez resuena de manera constante en los noticieros deportivos de México y los Estados Unidos. Su gran temporada de novato con el Miami Heat lo ha convertido en una de las figuras a seguir en la NBA. Promedia 13.7 puntos por encuentro, 3.9 rebotes y 2.5 asistencias, estadísticas que incluso le valdrían para ser uno de los contendientes a novato del año.

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Las imágenes del basquetbolista de 22 años se replican una y otra vez, con su cabellera larga, dominada apenas por una banda, el bigote negro y la barba de chivo. Lleva el número 11 impreso en la playera roja, como un huracán impone su estilo. Hubo un día, sin embargo, que el joven sensación de la mejor liga de basquetbol del planeta era pelón y portaba la camiseta de la Selección Mexicana, eso sí, también con el número 11.

Hijo de padres mexicanos, Jaime Jaquez jamás ha ocultado el origen de su sangre. A pesar de haber crecido en la ciudad de Camarillo, en Los Ángeles, México siempre estuvo presente en las conversaciones de Ángela y Jaime, apasionados del basquetbol. No fue raro para el niño crecer entre pelotas y canastas para muy pronto destacar en las categorías colegiales en los Estados Unidos.

Fue entonces que, cuando tenía apenas 18 años y su futuro ya era promisorio, recibió la invitación para defender los colores de la Selección Mexicana. Alentado por sus raíces, Jaime Jaquez Jr no dudó en asistir al llamado y así formó parte del equipo que representó a México en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

Junto a Alejandro Tostado, Jaime era el más joven del equipo. Tenía poco de haber cumplido 18 años y su nombre ya era acompañado con el adjetivo de promesa. En su jersey llevaba el número 11 y el cabello que ahora presume brillaba por su ausencia, totalmente rapado.

A pesar de su timidez fuera de la duela y el hecho de no dominar del todo el idioma español, o al menos no hablarlo tan fluido como sus compañeros, Jaquez lucía totalmente desinhibido dentro de la duela, con jugadas de fantasía que ya relataban lo que podría ser su camino en la NCAA y posteriormente en la NBA, eso que para entonces era lo más parecido a un sueño. El joven mexicano le cambiaba la cara al equipo cada que le tocaba entrar, acaso el mejor elogio que puede recibir el recién llegado.

La experiencia de representar a México fue enriquecedora para Jaquez, como el primer destello a nivel internacional. Después de Lima 2019 el mexicano no ha vuelto a vestir la camiseta tricolor, pero jamás ha ocultado sus intenciones, aunque de momento está centrado en el Heat y la NBA.

“Estuve muy feliz de poder vivirlo y ser parte de ese proceso, y mostrarle a la gente en México que estoy aquí, y que quiero representar y ser parte de algo más grande. Fue increíble. Poder jugar contra otros países y ver a sus mejores jugadores contra nuestros mejores jugadores“, dijo Jaquez, en entrevista para el diario La Opinión.

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La oportunidad podría llegar más pronto de lo que Jaquez espera. Con la participación de México en el preolímpico de basquetbol, donde buscará su boleto a París 2024. Los 12 Guerreros enfrentará a Lituania y Costa de Marfíl, del 2 al 7 de julio, en Puerto Rico. Ahí Jaquez podría volver a vestir la camiseta tricolor, como siempre lo ha querido.