La partida del Fanny Munguía sacudió al americanismo por completo. Los aficionados y ex compañeros del volante azulcrema quedaron desolados, pues la alegría de sus vidas dio un paso para adelantarse al mundo de los fallecidos.

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La imagen de Efraín sigue presente en el sitio que lo vio nacer como futbolista. El deportivo Coyuya abrió sus puertas para su último adiós, que no podía ser de otra forma que con un partido de futbol.

La cancha Joaquín Paz, esa donde el Fanny, junto a sus hermanos, dieron sus primeros pasos en el futbol, se engalanó con figuras históricas del americanismo, como Alfredo Tena, Vinicio Bravo, Eduardo Bacas y el Ceni Padrón, gente que compartió con el ya fallecido los momentos más dulces de su vida.

Los rivales de las leyendas del América fueron el Galicia FC y la Ola Naranja, equipos del barrio con los que se enfrentó varias ocasiones. En un choque de 60 minutos, en el que los cremas jugaron un tiempo con cada uno, los resultados fueron lo de menos. La idea siempre fue homenajear al eterno número 15.

Previo al comienzo de los juegos, la viuda del Fanny, María del Carmen Andrade, junto a sus hijos, Daniel y Daniela, tuvieron solamente palabras de agradecimiento por la forma en la que recordaban a su familiar. “Es un honor que todos estén aquí, Efraín estaría muy feliz, ver que tocó los corazones de cada uno de los que estamos aquí y de otras personas en la cancha, solamente me llena de felicidad y sé que lo está disfrutando desde allá arriba, de verdad, muchas gracias”, comentó a ESTO.

Un trofeo, las playeras conmemorativas y la foto característica de Munguía engalanaron el sitio que vivió con aplausos el último adiós del jugador. “Siempre recordaré al buen Efraín por todo lo que significaba”.

“Ser su compañero siempre fue emocionante, era un tipo muy alegre, que siempre organizaba todos los momentos gratos en el vestidor. Se nos adelantó, pero seguramente lo está disfrutando. Le encantaba venir a este tipo de partidos en los que siempre nos divertimos”, dijo el Capitán Furia al Diario de los Deportistas.

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Tras los encuentros, una convivencia con aficionados, familiares y ex compañeros se desarrolló en las instalaciones del comedor. Solo para confirmar la camaradería que siempre hubo en aquel grupo.

Así fue la despedida del Fanny. Un jugador que dejó su huella personal en América, sus compañeros y familiares, para convertirse en una verdadera leyenda del equipo más ganador del país.