América no fue correspondido en la grada. Pese a haber conseguido su tercera final consecutiva en la Liga MX Femenil, las actuales monarcas fueron abandonadas por su afición, y en su casa. Lo que en un principio pintaba como un replica de lo sucedido hace seis meses no sucedió. Aquel recuerdo de esa final ante las Tuzas donde más de 58 mil almas hicieron vibrar al Azteca, quedó en eso, sólo un recuerdo.

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La noche en Santa Úrsula comenzó amarga para las campeonas, el apoyo que tanto convocaron durante la semana no surtió efecto. Ni siquiera fue suficiente con las convocatorias del primer equipo femenil para ‘pintar el Azteca de amarillo’. Cerca de las 19:00 horas, la calzada de Tlalpan lució un avance fluido, el caos vial que genera la capital mexicana los viernes por la noche no fue un factor que impidiera el acceso al inmueble.

El orgullo americanista, ese que tanto se jacta de ser fiel hasta el final a los colores azul y crema defraudó. Sin importarles que hace una semana el plantel lució prominente ante Chivas en el Clásico Nacional, fueron protagonistas por su gran ausencia. Inclusive un sector de aficionados tomaron la iniciativa de uniformar a los americanistas con banderines amarillos para hacerse sentir durante la salida del once de Ángel Villacampa al terreno de juego, de nada sirvió.

LA AFICIÓN DEL AMÉRICA NO ACUDIÓ AL ESTADIO AZTECA

Águilas y Amazonas saltaron a la cancha con un estadio semi vacío, los escudos del club que visten la parte alta de sus gradas se visualizaron limpias, así como el nombre de la cervecera patrocinadora del equipo. La parte baja de las cabeceras norte y sur se fueron poblando de a poco tras el silbatazo inicial. El pensar que con el pasar de los minutos los pocos asistentes harían pesar la cancha no sucedió. El sonido local intentó apoyar a la causa con varios gritos y constantes pedazos del himno americanista que no fueron coreados.

La mirada de las protagonistas del partido hacia lo alto reflejó dos diferentes caras. Por un lado la visita no se sintió intimidada por el factor de localía, en tanto, América no tuvo ese brillo en los ojos de ver un coloso a reventar para su ansiada noche de ensueño.

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